miércoles, 8 de julio de 2009

Alicia en el País de las Maravillas (Alice's Adventures in Wonderland)

Publicada en el año 1865, narra las aventuras de Alicia en un extraño y raro mundo subterráneo. Empieza contando sobre Alicia y su hermana, que estaban un día en el parque y que Alicia se pone muy soñolienta, cuando de repente ve pasar a un conejo blanco que tenia puesto chaleco blanco. Se sorprendió al ver que el conejo blanco sacaba de su chaleco un reloj y que al ver la hora, se desesperaba y corría con mas velocidad. Alicia llena de curiosidad, decide seguir al conejo, hasta que llegan a una madriguera al pie de un árbol. Alicia se asoma y para su sorpresa, entra y cae en un abismo que parecía no iba a acabar, hasta que paro la caída. Cuando se levanto se dio cuenta de que en su delante había un pasadizo muy largo y que el conejo blanco estaba corriendo a través de ese pasadizo. Cunado llego al final, entro en una sala muy amplia, iluminada y llena de puertas. Probo todas las puertas, pero todas estaban con llave. Hasta que vio una puerta muy pequeña y a su costado la llave correspondiente a esa puerta. Abrió portecita y logro ver a través de ella un hermoso jardín. Pero Alicia no podía entrar en ese jardín, por lo grande que era. Se paro y en una mesa ubicada en el centro de la sala, encontró una botellita, que decía "bebeme" . Alicia miro bien la botella y después se tomo el contenido. De repente se encogió y llego a estar del tamaño de la portecita, pero se había olvidado de la llave en la mesa donde había cogido la botella. De pronto, Alicia ve una caja de cristal debajo de la mesa, se acerca y la abre. Allí encuentra un hongo que tenia una nota a su costado que decía "comeme". Alicia dedujo que ese hongo la hará crecer, así que se lo comió y Alicia, regreso a su tamaño normal. De repente, ve que se acerca el conejo blanco. Alicia intento hablarle, pero el conejo se asusto y dejo caer sus guantes blancos y su abanico y se escapo. Alicia agarro las prendas y de pronto, ve que se había puesto los guantes y se dio cuenta de que nuevamente se había encogido y seguía encogiendose. Ella llego a la conclusión de eso estaba ocurriendo por los guantes y el abanico, así que se los quito y empezó a correr hacia la puerta, pero seguía cerrada, y nuevamente se había olvidado de agarrar la llave de la puerta que estaba sobre la mesa.



De pronto vuelve a aparecer el conejo que estaba buscando sus guantes y su abanico. Y para que no alcanzará a Alicia ella empezó a correr hasta que llego a un bosque. Y cuando pensaba en como iba a volver a su tamaño natural, y cuando estaba pensando en esto, se da cuenta de que estaba parada frente a un gran hongo, y que encima del hongo habia una oruga de color azul que estaba fumando una pipa. Ella miro a Alicia y le pregunto quien era. Y ella le dijo que en esos momentos no sabia por las variaciones de tamaño que tenia. La oruga le pidió mas expoliaciones y Alicia le empezó a explicar sobre sus cambios de tamaño y hasta lo comparo con el proseso de cambio de la oruga para volverse mariposa. La oruga le dijo que tenia que irse y le dijo que le dejaba e hongo obre el que estaba sentada. Le dijo que un lado del hongo haría que crezca y el otro haría que se achique. Alicia no entendió porque el hongo era redondo, y la oruga bajo del hongo y se fue. Alicia se quedo mirando el hongo, y saco un pedazo de cada lado. Alicia sin saber que lado comer, dio un mordisco a el pedazo que tenia en la mano derecha. Y de pronto empezó a estirarse tanto que vio un pedos de su cuello. Cuando paro, vio que alrededor de sus pies había algo de color verde. Grande fue la sorpresa de Alicia al ver que era el bosque. Alicia noto que su cuello se doblaba para cualquier lado, como una serpiente. Y de repente, aparece una paloma que empieza a golpear a Alicia con sus alas y le decía una y otra vez "serpiente". Alicia pensó que se había vuelto una serpiente sin darse cuenta. Alicia le dijo que no entendía y la paloma le dijo que siempre había intentado hacer sus nidos en distintos lugares, pero que por culpa de las serpientes no había podido. Alicia le dijo que no era una serpiente, sino que era una niña, pero la paloma no le creyó, y le dijo que había visto muchas niñas, pero ninguna con un cuello tan largo como el que tenia Alicia. La paloma para salir de dudas, le pregunto si alguna vez en su vida, Alicia había comido un huevo. Alicia le dijo que si, y la paloma empezó a decir que las niñas eran una especie de serpiente, y que no le importaba si era una niña serpiente o una serpiente niña si comía huevos, era una serpiente. Alicia le dijo que aunque le gustan los huevos, no le gustan los huevos crudos la paloma le dijo que si era así, la dejara empollar sus huevos. Alicia desesperada, empezó a comer los pedazos de hongo que tenia en sus bolsillos, creciendo y en cogiéndose cada vez que mordía uno, hasta que regreso a su tamaño normal.





Alicia quiso llegar al jardín, pero para llegar a el tenia que cruzar el bosque. Llego hasta una casa que media casi un metro, así que Alicia comió un pedazo de hongo y entro en la caza. Luego entro en la cocina y salia humo, pero ese humo era de pimienta. En medio de la cocina estaba la duquesa y en medio de sus brazos tenia un bebe que estaba llorando, mientras la cocinera movía el contenido de una gran olla, que parecía que contenía sopa. Alicia le dijo a la duquesa que tenia mucha pimienta la opa, y vio que todos estornudaban a excepción de la cocinera y un gato gordo que tenia una sonrisa de oreja a oreja. Alicia le pregunto a la duquesa porque el gato estaba tan sonriente. La duquesa le dijo que sonreía porque era un "gato Chester". Alicia le dijo que ella no sabia que los gatos de Chester tenían esa gran sonrisa, e incluso no sabia que los gatos podían sonreír. En ese momento, la cocinera saco la olla de la cocina y empezó a tirar la vajilla contra la pared. Alicia le pregunto el porque tiraba esos platos, que así hacia llorar mas al bebe. La cocinera, muy molesta le dijo que no se metiera en los asuntos que no son de su incumbencia y que el bebe lloraba porque ella lo había asustado. La duquesa miro su reloj y dijo que la reina la esperaba para un partido de croquet. Y muy apurada, le dio el baba a Alicia y se fue. Pero antes de que Alicia calmara al bebe los llantos de este se fueron volviendo gruñidos y el se volvió un cerdo. Alicia salio a buscar a la duquesa, pero no la encontro. Y de un momento para otro, apareció el gato Chester encima de la rama de un árbol cercano. El gato miro a Alicia y sonrío. Alicia le pregunto que camino debía seguir para salir del bosque, el gato le dijo que debía ser el camino que condujera al lugar al que quiere llegar. Pero Alicia le dijo que no le importaba el lugar. El gato le dijo que si era así, entonces tampoco importaba el camino, así que le dio dos direcciones, si seguía una, llegaría donde un "sombrerero" y si seguía la otra, encontrará una "liebre de Marzo" y que visitara al que mejor le pareciera, porque los dos estaban locos. Alicia le dijo que no le gustaba lidiar con la gente loca. A esto el gato Chester le respondió que era algo inevitable, puesto que todas las personas estaban locas imcluendo a Alicia. Alicia le reclamo y le dijo que ella no estaba loca. El gato trato de darle un ejemplo para que Alicia entendiera, pero solo logro confundirla mas. El gato al ver que no había forma de hacerle entender, le pregunta si es que la reina le había invitado a jugar croquet, Alicia dijo que y que no creía que la iban a invitar por haber llegado recientemente. Pero el gato le dijo que no se confiara y desapareció. pero unos segundos después, volvió a aparecer y le pregunto por el bebe de la duquesa. Alicia le dijo que se había convertido en un cerdo. El gato dijo que sabia que iba a terminar así y desapareció.







Alicia pensaba que camino iba a seguir, si el del sombrerero o el de la liebre de Marzo, cuando volvió a aparecer el gato Chester, esta vez le pregunto si es que el bebe se había convertido en un crédito o en un cerquito Alicia le dijo que en cerdo y el gato Chester desapareció, pero esta vez muy despacio y parte por parte, hasta que al final quedo la sonrisa que permanecio unos segundos al aire. Alicia siguio su camino hasta llegar a la caza de la liebre de Marzo, ella se había dado cuenta, por las grandes orejas que salían de la casa, y abajo de la casa había una gran mesa, y en esa mesa estaban el sombrerero y la liebre de Marzo, y en medio de ellos estaba un Lirón que estaba durmiendo. Alicia quiso acompañarlos, pero cuando la liebre de Marzo y el Sombrerero vieron que Alicia se acercaba, decían que no había sitio. Pero Alicia viendo e gran tamaño de la mes decía que había sitio hasta para mil personas. La liebre de Marzo le reclamo por haber ido a sentarse sin haber pedido permiso. Conversaron sobre unos tremas mas y después, Alicia se sentó en la mesa para comer con la liebre de Marzo y el Sombrerero. De pronto la liebre de Marzo dijo que Alicia contara un cuento, pero Alicia no sabia ninguno. Entonces el sombrerero propuso que el lirón fuera el que contara el cuento. Entonces el Sombrerero y la liebre de Marzo empezaron a peñiscar al Lirón, uno de cada lado. La liebre de Marzo le dijo al Lirón que contara un cuento y que se apurara, por si es que se dormía antes de llegar al final. Y empezó a contar la historia de dos hermanos que vivían en un pozo de melaza , y Alicia pregunto que era lo que comían, y el Lirón le contesto que melaza, y Alicia esta vez pregunto de donde sacaban melaza. El Sombrerero le dijo que si se podía sacar agua de un pozo de agua, porque no podían sacar melaza de un pozo de melaza y acabo diciéndole a Alicia que era tonta. Alicia se molesto tanto, que se paro y se fue con paso fuerte, y mientras se iba el Lirón se volvió a quedar dormido y nadie se dio cuenta de que Alicia se había ido.



Mientras Alicia se iba alejando sin rumbo alguno, se detiene y mira un desfile que aparece. Era un gran desfile en el que estaba todo el pueblo y lo mas sorprendente era que todos, a excepción del conejo blanco que también desfilaba con ellos, eran Naipes de una baraja. Y al terminar estaban los príncipes y los reyes, pero al final de todo el desfile estaban el Rey y la Reina de Corazones acompañados por el conejo blanco. La reina se detiene un momento e invita a Alicia a ir con ellos al partido de croquet, Alicia decide acompañar a la reina. En el camino, Alicia conversa con el conejo blanco y le pregunta por la duquesa, el le responde que la reina le mando a cortar la cabeza por haberle dado un zapato a la reina, pero el conejo le decía y repetía que no dijera nada porque la reina era capaz de darles el mismo destino a ellos dos.



Cuando llegaron la reina ordeno que se detuvieran y que inmediatamente empezara el juego de croquet y que todos se pusieran en sus respectivas ubicaciones. En ese momento todas las demás cartas de la baraja se empezó a alborotar y todos se pudieron en forma de arco. Los palos , eran flamencos vivos y las bolas, no eran de madera, sino eran puercoespines, también vivos. Todo era un loquerio, nadie esperaba su turno, todos jugaban a la vez, se peleaban por los puercoespines y los flamencos, y la reina decía, "que le corten la cabeza" a cada persona que hacia algo incorrecto o le ganaba. De pronto, Alicia vio que aparecía el gato Chester. Y como era costumbre en el gato, apareció pedazo por pedazo. Alicia en cuanto vio que aparecieron las orejas, se empezó a quejar con el gato, que nadie cumplía las reglas y que la reina era muy injusta. En cierto momento, el rey se acerco a Alicia y le pregunto si hablaba con ese gato. Alicia le dijo que el era su amigo. El rey dijo que era algo muy raro, pero que si quería que le besara la mano, pero el gato le dijo que el no sabia besar, que el lamia y no besaba, así que prefería no hacerlo. El rey se molesto, pero Alicia para defender al gato dijo que se le era permitido a un gato ver a un rey a la cara. Pero el rey estaba muy molesto e intento decirle a la reina, pero Alicia le dijo que el gato era de la duquesa, así que debían preguntarle a la duquesa que era lo que debían hacer con su gato. La reina, que había escuchado la conversacion, dijo que la duquesa no podía decidir, porque estaba encarcelada, así que le dijo a un verdugo que trajera a la duquesa. El verdugo, regreso con la duquesa, pero para ese momento, el gato Chester, ya había desaparecido. La duquesa converso unos momentos con Alicia, y mientras conversaban, volvió a aparecer el gato Chester que estaba viendo su conversacion desde las alturas. Cuando llego la reina, le dijo que debía elegir entre su gato o su cabeza, porque uno de los dos debía desaparecer. La duquesa, asustada corrió con el gato.





El juego de croquet siguio, y los sentenciados a muerte estaban siendo vigilados por los soldados, pero solamente, el rey, la reina y Alicia estaban libres de ser decapitados. La reina le dijo que si Alicia conocía a una falsa tortuga, Alicia dijo que no. La reina le dijo que la llevaría a conocer a una falsa tortuga, pero Alicia accedió solamente porque sabia que si iba con la reina, mandarían a que le cortaran la cabeza. Así que Alicia, sin mas alternativa, decidió acompañar a la reina. La reina llevo a Alicia hasta un grifo, que estaba dormido. La reina lo levanto y le ordeno que acompañara a Alicia, pera que conozca a la falsa tortuga, que ella no podía porque tenia que presenciar las ejecuciones que había mandado.



El grifo se despertó, miro a Alicia y e empezó a reír, y entre carcajadas le dijo a Alicia que las cosas que decía la reina eran solo fantasias, que nunca ejecutaban a nadie. En cuanto termino de decirle eso el grifo, se fue con Alicia para que vean a la falsa tortuga. Cuando llegaron, encontraron a la falsa tortuga sentada sobre una roca. El grifo le dijo a la falsa tortuga que le contara su historia. Ella accedió con la condición de que no hablara hasta que haya terminado. La falsa tortuga le contó que cuando era niño estudiaba en una escuela en la que daban clases especiales, pero ella no tuvo la oportunidad de tomar alguno de esos cursos especiales, y solo tomaba clases normales. Cuando termino el Grifo le pidió que le contara sobre "el baile de la langosta". La falsa Tortuga empezó a contarle a Alicia junto con el grifo de que se trataba "el baile de la langosta". La falsa Tortuga cuando termino, le pregunto a Alicia si es que quería ver el baile, Alicia dijo que si, y el Grifo y la falsa tortuga empezaron a bailar, mientras la falsa Tortuga cantaba. Cuando terminaron de bailar, escucharon la voz del conejo blanco que estaba en el juicio de los sentenciados.





Alicia fue junto con el Grifo a ver el juicio. Cuando llegaron estaban sentados en un trono, el rey y la reina de corazones, mientras que en el publico había toda clase de flores y animales. Estaban enjuiciando al mayordomo por robo de un pastel hecho por la reina y mandado estambul. Llamaron de primer testigo, al Sombrerero, dio su testimonio y lo declararon inocente , lo cual Alicia consideraba muy absurdo, porque el no era el enjuiciado, pero siempre recordaba lo que le decía el gato chester que "todos están locos". Después llamaron a Alicia y ella declaro que no sabia nada. Cuando de repente, el Conejo Blanco se acerco y dijo que tenia un papel, era un poema que leyó en voz alta. El rey dijo que dieran el veredicto del caso, pero la reina pidió que primero dieran la sentencia, Alicia dijo que primero debía ser el veredicto y luego la sentencia. La reina le dijo que se cayara, pero Alicia dijo que no. Y la reina muy molesta ordeno que le cortaran la cabeza. La corte se alboroto mucho y Alicia dijo que se callaran, que solo eran cartas de una baraja. Y la corte se alboroto mas aun y Alicia hizo el mayor esfuerzo por quitarse a las cartas de encima. Y cuando lo logro, se despertó en la rivera del río en el que vio por primera vez al Conejo Blanco. Estaba apoyada en las piernas de su hermana, que le decía "despierta Alicia, cuanto rato has dormido, Alicia le contó su sueño a su hermana. y cuando termino se fue a tomar el te mientras que su hermana se quedo sentada junto al río.





A continuación un capitulo de "Alicia en el País de las Maravillas":






Capítulo 7 - UNA MERIENDA DE LOCOS





Habían puesto la mesa debajo de un árbol, delante de la casa, y la Liebre de Marzo y el Sombrerero estaban tomando el té. Sentado entre ellos había un Lirón, que dormía profundamente, y los otros dos lo hacían servir de almohada, apoyando los codos sobre él, y hablando por encima de su cabeza. «Muy incómodo para el Lirón», pensó Alicia. «Pero como está dormido, supongo que no le importa».
La mesa era muy grande, pero los tres se apretujaban muy juntos en uno de los extremos.
-¡No hay sitio! -se pusieron a gritar, cuando vieron que se acercaba Alicia.
-¡Hay un montón de sitio! -protestó Alicia indignada, y se sentó en un gran sillón a un extremo de la mesa.
-Toma un poco de vino -la animó la Liebre de Marzo.
Alicia miró por toda la mesa, pero allí sólo había té.
-No veo ni rastro de vino -observó.
-Claro. No lo hay -dijo la Liebre de Marzo.
-En tal caso, no es muy correcto por su parte andar ofreciéndolo -dijo Alicia enfadada.
-Tampoco es muy correcto por tu parte sentarte con nosotros sin haber sido invitada -dijo la Liebre de Marzo.
-No sabía que la mesa era suya -dijo Alicia-. Está puesta para muchas más de tres personas.
-Necesitas un buen corte de pelo -dijo el Sombrerero.
Había estado observando a Alicia con mucha curiosidad, y estas eran sus primeras palabras.
-Debería aprender usted a no hacer observaciones tan personales -dijo Alicia con acritud-. Es de muy mala educación.
Al oír esto, el Sombrerero abrió unos ojos como naranjas, pero lo único que dijo fue:
-¿En qué se parece un cuervo a un escritorio?
«¡Vaya, parece que nos vamos a divertir!», pensó Alicia. «Me encanta que hayan empezado a jugar a las adivinanzas.» Y añadió en voz alta:
-Creo que sé la solución.
-¿Quieres decir que crees que puedes encontrar la solución? -preguntó la Liebre de Marzo.
-Exactamente -contestó Alicia.
-Entonces debes decir lo que piensas -siguió la Liebre de Marzo.
-Ya lo hago -se apresuró a replicar Alicia-. O al menos... al menos pienso lo que digo... Viene a ser lo mismo, ¿no?
-¿Lo mismo? ¡De ninguna manera! -dijo el Sombrerero-. ¡En tal caso, sería lo mismo decir «veo lo que como» que «como lo que veo»!
-¡Y sería lo mismo decir -añadió la Liebre de Marzo- «me gusta lo que tengo» que «tengo lo que me gusta»!
-¡Y sería lo mismo decir -añadió el Lirón, que parecía hablar en medio de sus sueños- «respiro cuando duermo» que «duermo cuando respiro»!
-Es lo mismo en tu caso -dijo el Sombrerero.
Y aquí la conversación se interrumpió, y el pequeño grupo se mantuvo en silencio unos instantes, mientras Alicia intentaba recordar todo lo que sabía de cuervos y de escritorios, que no era demasiado.
El Sombrerero fue el primero en romper el silencio.
-¿Qué día del mes es hoy? -preguntó, dirigiéndose a Alicia.
Se había sacado el reloj del bolsillo, y lo miraba con ansiedad, propinándole violentas sacudidas y llevándoselo una y otra vez al oído.
Alicia reflexionó unos instantes.
-Es día cuatro dijo por fin.
-¡Dos días de error! -se lamentó el Sombrerero, y, dirigiéndose amargamente a la Liebre de Marzo, añadió-: ¡Ya te dije que la mantequilla no le sentaría bien a la maquinaria!
-Era mantequilla de la mejor -replicó la Liebre muy compungida.
-Sí, pero se habrán metido también algunas migajas -gruñó el Sombrerero-.
No debiste utilizar el cuchillo del pan.
La Liebre de Marzo cogió el reloj y lo miró con aire melancólico: después lo sumergió en su taza de té, y lo miró de nuevo. Pero no se le ocurrió nada mejor que decir y repitió su primera observación:
-Era mantequilla de la mejor, sabes.
Alicia había estado mirando por encima del hombro de la Liebre con bastante curiosidad.
-¡Qué reloj más raro! -exclamó-. ¡Señala el día del mes, y no señala la hora que es!
-¿Y por qué habría de hacerlo? -rezongó el Sombrerero-. ¿Señala tu reloj el año en que estamos?
-Claro que no -reconoció Alicia con prontitud-. Pero esto es porque está tanto tiempo dentro del mismo año.
-Que es precisamente lo que le pasa al mío -dijo el Sombrerero.
Alicia quedó completamente desconcertada. Las palabras del Sombrerero no parecían tener el menor sentido.
-No acabo de comprender -dijo, tan amablemente como pudo.
-El Lirón se ha vuelto a dormir -dijo el Sombrerero, y le echó un poco de té caliente en el hocico.
El Lirón sacudió la cabeza con impaciencia, y dijo, sin abrir los ojos:
-Claro que sí, claro que sí. Es justamente lo que yo iba a decir.
-¿Has encontrado la solución a la adivinanza? -preguntó el Sombrerero, dirigiéndose de nuevo a Alicia.
-No. Me doy por vencida. ¿Cuál es la solución?
-No tengo la menor idea -dijo el Sombrerero.
-Ni yo -dijo la Liebre de Marzo.
Alicia suspiró fastidiada.
-Creo que ustedes podrían encontrar mejor manera de matar el tiempo -dijo- que ir proponiendo adivinanzas sin solución.
-Si conocieras al Tiempo tan bien como lo conozco yo -dijo el Sombrerero-, no hablarías de matarlo. ¡El Tiempo es todo un personaje!
-No sé lo que usted quiere decir -protestó Alicia.
-¡Claro que no lo sabes! -dijo el Sombrerero, arrugando la nariz en un gesto de desprecio-. ¡Estoy seguro de que ni siquiera has hablado nunca con el Tiempo!
-Creo que no -respondió Alicia con cautela-. Pero en la clase de música tengo que marcar el tiempo con palmadas.
-¡Ah, eso lo explica todo! -dijo el Sombrerero-. El Tiempo no tolera que le den palmadas. En cambio, si estuvieras en buenas relaciones con él, haría todo lo que tú quisieras con el reloj. Por ejemplo, supón que son las nueve de la mañana, justo la hora de empezar las clases, pues no tendrías más que susurrarle al Tiempo tu deseo y el Tiempo en un abrir y cerrar de ojos haría girar las agujas de tu reloj. ¡La una y media! ¡Hora de comer!
(«¡Cómo me gustaría que lo fuera ahora!», se dijo la Liebre de Marzo para sí en un susurro).
-Sería estupendo, desde luego -admitió Alicia, pensativa-. Pero entonces todavía no tendría hambre, ¿no le parece?
-Quizá no tuvieras hambre al principio -dijo el Sombrerero-. Pero es que podrías hacer que siguiera siendo la una y media todo el rato que tú quisieras.
-¿Es esto lo que ustedes hacen con el Tiempo? -preguntó Alicia.
El Sombrerero movió la cabeza con pesar.
-¡Yo no! -contestó-. Nos peleamos el pasado marzo, justo antes de que ésta se volviera loca, sabes (y señaló con la cucharilla hacia la Liebre de Marzo).
-¿Ah, si?- preguntó Alicia interesada.
-Si. Sucedió durante el gran concierto que ofreció la Reina de Corazones, y en el que me tocó cantar a mí.
-¿Y que cantaste?- preguntó Alicia.
-Pues canté:
"Brilla, brilla, ratita alada,¿En que estás tan atareada"?
-Porque esa canción la conocerás, ¿no?
-Quizá me suene de algo, pero no estoy segura- dijo Alicia.
-Tiene más estrofas -siguió el Sombrerero-. Por ejemplo:
"Por sobre el Universo vas volando,con una bandeja de teteras llevando.Brilla, brilla..."
Al llegar a este punto, el Lirón se estremeció y empezó a canturrear en sueños: «brilla, brilla, brilla, brilla... », y estuvo así tanto rato que tuvieron que darle un buen pellizco para que se callara.
-Bueno -siguió contando su historia el Sombrerero-. Lo cierto es que apenas había terminado yo la primera estrofa, cuando la Reina se puso a gritar:
«¡Vaya forma estúpida de matar el tiempo! ¡Que le corten la cabeza!»
-¡Qué barbaridad! ¡Vaya fiera! -exclamó Alicia.
-Y desde entonces -añadió el Sombrerero con una voz tristísima-, el Tiempo cree que quise matarlo y no quiere hacer nada por mí. Ahora son siempre las seis de la tarde.
Alicia comprendió de repente todo lo que allí ocurría.
-¿Es ésta la razón de que haya tantos servicios de té encima de la mesa? -preguntó.
-Sí, ésta es la razón -dijo el Sombrerero con un suspiro-. Siempre es la hora del té, y no tenemos tiempo de lavar la vajilla entre té y té.
-¿Y lo que hacen es ir dando la vuelta? a la mesa, verdad? -preguntó Alicia.
-Exactamente -admitió el Sombrerero-, a medida que vamos ensuciando las tazas.
-Pero, ¿qué pasa cuando llegan de nuevo al principio de la mesa? -se atrevió a preguntar Alicia.
-¿Y si cambiáramos de conversación? -los interrumpió la Liebre de Marzo con un bostezo-. Estoy harta de todo este asunto. Propongo que esta señorita nos cuente un cuento.
-Mucho me temo que no sé ninguno -se apresuró a decir Alicia, muy alarmada ante esta proposición.
-¡Pues que lo haga el Lirón! -exclamaron el Sombrerero y la Liebre de Marzo-. ¡Despierta, Lirón!
Y empezaron a darle pellizcos uno por cada lado.
El Lirón abrió lentamente los ojos.
-No estaba dormido -aseguró con voz ronca y débil-. He estado escuchando todo lo que decíais, amigos.
-¡Cuéntanos un cuento! -dijo la Liebre de Marzo.
-¡Sí, por favor! -imploró Alicia.
-Y date prisa -añadió el Sombrerero-. No vayas a dormirte otra vez antes de terminar.
-Había una vez tres hermanitas empezó apresuradamente el Lirón-, y se llamaban Elsie, Lacie y Tilie, y vivían en el fondo de un pozo...
-¿Y de qué se alimentaban? -preguntó Alicia, que siempre se interesaba mucho por todo lo que fuera comer y beber.
-Se alimentaban de melaza -contestó el Lirón, después de reflexionar unos segundos.
-No pueden haberse alimentado de melaza, sabe -observó Alicia con amabilidad-. Se habrían puesto enfermísimas.
-Y así fue -dijo el Lirón-. Se pusieron de lo más enfermísimas.
Alicia hizo un esfuerzo por imaginar lo que sería vivir de una forma tan extraordinaria, pero no lo veía ni pizca claro, de modo que siguió preguntando:
-Pero, ¿por qué vivían en el fondo de un pozo?
-Toma un poco más de té -ofreció solícita la Liebre de Marzo.
-Hasta ahora no he tomado nada -protestó Alicia en tono ofendido-, de modo que no puedo tomar más.
-Quieres decir que no puedes tomar menos -puntualizó el Sombrerero-. Es mucho más fácil tomar más que nada.
-Nadie le pedía su opinión -dijo Alicia.
-¿Quién está haciendo ahora observaciones personales? -preguntó el Sombrerero en tono triunfal.
Alicia no supo qué contestar a esto. Así pues, optó por servirse un poco de té y pan con mantequilla. Y después, se volvió hacia el Lirón y le repitió la misma pregunta: -¿Por qué vivían en el fondo de un pozo?
El Lirón se puso a cavilar de nuevo durante uno o dos minutos, y entonces dijo:
-Era un pozo de melaza.
-¡No existe tal cosa!
Alicia había hablado con energía, pero el Sombrerero y la Liebre de Marzo la hicieron callar con sus «¡Chst! ¡Chst!», mientras el Lirón rezongaba indignado:
-Si no sabes comportarte con educación, mejor será que termines tú el cuento.
-No, por favor, ¡continúe! -dijo Alicia en tono humilde-. No volveré a interrumpirle. Puede que en efecto exista uno de estos pozos.
-¡Claro que existe uno! -exclamó el Lirón indignado. Pero, sin embargo, estuvo dispuesto a seguir con el cuento-. Así pues, nuestras tres hermanitas... estaban aprendiendo a dibujar, sacando...
-¿Qué sacaban? -preguntó Alicia, que ya había olvidado su promesa.
-Melaza -contestó el Lirón, sin tomarse esta vez tiempo para reflexionar.
-Quiero una taza limpia -les interrumpió el Sombrerero-. Corrámonos todos un sitio.
Se cambió de silla mientras hablaba, y el Lirón le siguió: la Liebre de Marzo pasó a ocupar el sitio del Lirón, y Alicia ocupó a regañadientes el asiento de la Liebre de Marzo. El Sombrerero era el único que salía ganando con el cambio, y Alicia estaba bastante peor que antes, porque la Liebre de Marzo acababa de derramar la leche dentro de su plato.
Alicia no quería ofender otra vez al Lirón, de modo que empezó a hablar con mucha prudencia:
-Pero es que no lo entiendo. ¿De donde sacaban la melaza?
-Uno puede sacar agua de un pozo de agua -dijo el Sombrerero-, ¿por qué no va a poder sacar melaza de un pozo de melaza? ¡No seas estúpida!
-Pero es que ellas estaban dentro, bien adentro -le dijo Alicia al Lirón, no queriéndose dar por enterada de las últimas palabras del Sombrerero.
-Claro que lo estaban -dijo el Lirón-. Estaban de lo más requetebién.
Alicia quedó tan confundida al ver que el Lirón había entendido algo distinto a lo que ella quería decir, que no volvió a interrumpirle durante un ratito.
-Nuestras tres hermanitas estaban aprendiendo, pues, a dibujar -siguió el Lirón, bostezando y frotándose los ojos, porque le estaba entrando un sueño terrible-, y dibujaban todo tipo de cosas... todo lo que empieza con la letra M...
-¿Por qué con la M? -preguntó Alicia.
-¿Y por qué no? -preguntó la Liebre de Marzo.
Alicia guardó silencio.
Para entonces, el Lirón había cerrado los ojos y empezaba a cabecear. Pero, con los pellizcos del Sombrerero, se despertó de nuevo, soltó un gritito y siguió la narración: -... lo que empieza con la letra M, como matarratas, mundo, memoria y mucho... muy, en fin todas esas cosas. Mucho, digo, porque ya sabes, como cuando se dice "un mucho más que un menos". ¿Habéis visto alguna vez el dibujo de un «mucho»?
-Ahora que usted me lo pregunta -dijo Alicia, que se sentía terriblemente confusa-, debo reconocer que yo no pienso...
-¡Pues si no piensas, cállate! -la interrumpió el Sombrerero.
Esta última grosería era más de lo que Alicia podía soportar: se levantó muy disgustada y se alejó de allí. El Lirón cayó dormido en el acto, y ninguno de los otros dio la menor muestra de haber advertido su marcha, aunque Alicia miró una o dos veces hacia atrás, casi esperando que la llamaran. La última vez que los vio estaban intentando meter al Lirón dentro de la tetera.
-¡Por nada del mundo volveré a poner los pies en ese lugar! -se dijo Alicia, mientras se adentraba en el bosque-. ¡Es la merienda más estúpida a la que he asistido en toda mi vida!
Mientras decía estas palabras, descubrió que uno de los árboles tenía una puerta en el tronco.
-¡Qué extraño! -pensó-. Pero todo es extraño hoy. Creo que lo mejor será que entre en seguida.
Y entró en el árbol.
Una vez más se encontró en el gran vestíbulo, muy cerca de la mesita de cristal. «Esta vez haré las cosas mucho mejor», se dijo a sí misma. Y empezó por coger la llavecita de oro y abrir la puerta que daba al jardín. Entonces se puso a mordisquear cuidadosamente la seta (se había guardado un pedazo en el bolsillo), hasta que midió poco más de un palmo. Entonces se adentró por el estrecho pasadizo. Y entonces... entonces estuvo por fin en el maravilloso jardín, entre las flores multicolores y las frescas fuentes.

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