miércoles, 24 de junio de 2009

Herman Melville (Estados Unidos; Nueva York, 01/08/1819 - Idem, 28/09/1891)


Nacido en Nueva York el primero de agosto de 1819 y fallecido en Idem el 28 de septiembre de 1891, Herman Melville, es considerado uno de los mas grandes maestros de la literatura universal. A los once años quiebra la empresa de su familia y se ve obligado a trabajar y al no poder ir a la universidad, decide embarcarse en viajes que inspiraran sus novelas y relatos, pasando mucho tiempo en las islas del pacifico. Cuando regreso trabajo de profesor, pero 18 meses después, se embarca en un ballenero en donde acaba en Haiti, viviendo entre los canibales durante un mes. Lo rescata un navío mercante que lo lleva a Australia, donde pasa algún tiempo encarcelado antes de regresar a su hogar. Después de publicar sus primeras novelas, que tuvieron un éxito instantáneo, pero un incendio de la casa de edición en donde publicaba sus libros hizo que tuviera un déficit obligandolo a trabajar en la aduana de Nueva York por un corto periodo de tiempo, porque después se embarco en nuevos viajes. Cuando llego de sus viajes se casa. Establece una amistad con el escritor Nathaniel Hawthorne quien le anudaría en sus futuros libros, pero los futuros libros fueron abucheados en su tiempo y no produjeron mucha ganancia para el autor, que siguió escribiendo a pesar de los malos comentarios que hacían las personas.

Entre sus obras mas importantes están: Moby Dick (la mas famosa y perdurable), Billy Budd, Typee, Mardi, Ommo, Bartleby el escribiente, Benito sereno, la chaqueta blanca (narra su vida en un navío de guerra), Las encantadas, etc.

Su exploración de los temas psicológicos y metafísicos influyó en las preocupaciones literarias del siglo XX, a pesar de que sus obras permanecieron en un olvido relativo hasta la década de 1920, cuando su genio recibió finalmente el reconocimiento que merecía. Su muerte el 28 de septiembre 1891 paso desapercibida, porque sus ultimas obras no tuvieron mucho éxito. Varios de los autores modernos han dicho de el que: "Fue un autor que no fue reconocido en su tiempo, pero que su producción literaria es hoy en día una de las mejores que existen".
Moby Dick, La Ballena Blanca (Moby Dick, The White Whale)


Publicada en 1851 y narrada en primera persona (por el tripulante Ismael), cuenta la forma de venganza del capitán Ahab contra la ballena blanca que le quito parte de la pierna derecha. Empieza cuando Ismael cuenta cuando busca un navío ballenero para embarcarse. Cuando llega de noche, al puerto, busca alojamiento, pero tiene que dormir con un arponero, el acepto. Pero como no llego se fue a dormir. Cuando ya estaba en la cama escucha entrar a un hombre desconocido. Ismael ve disimuladamente al hombre, era un nativo americano y tenia la cabeza llena de tatuajes. Cuando se echo en la cama empezó a tocarla y sintió al hombre intruso, Ismael se desespero y llamo al dueño de la pensión que dio las respectivas indicaciones, El nativo se llamaba Queequeg y los dos durmieron tranquilos el resto de la noche. Al día siguiente se conocieron mejor y decidieron que los dos iban a ir juntos en el mismo barco ballenero. Y buscando los dos se embarcaron en el "Pequod". Durante el viaje, nadie había visto al capitán, solo veían a los oficiales. Starbuck, Flask y Stubb. Pero cierta mañana y de la nada, apareció el capitán Ahab, le ordeno a Starbuck que llamara a toda la tripulacion a cubierta, y así lo hizo. Fue la primera vez que los tripulantes veían a su capitán. Los tripulantes, se concentraron tanto en su rostro y su mirada, que después de un rato se dieron cuenta de que tenia una pierna de palo. El capitán Ahab comienzo su discurso enseñando una onza española de oro (que valía 16 dolares) que clavo en un palo, y se la iba a dar al primer marinero que diera aviso de una ballena blanca, con la frente arrugada, varios arpones clavados en la cola y una forma muy extraña de mover la cola antes de sumergirse. Los marineros dieron algunas otras descripciones y el capitán confirmaba todas las que decían. Cuando los silencio, dijo que se llamaba "Moby Dick". Luego de eso, Ahab pidió que sacaran los cantaros de ron y brindaron todos por la muerte de Moby Dick. Desde ese momento, los tripulantes estuvieron rumoreando y hablando sobre Moby Dick.

Cierto día, Starbuck se le acerca al capitán para recomendarle que, para que no se amotinen los tripulantes por falta de acción en el barco, diera ordenes especiales. Y al día siguiente el capitán dio la orden de que dieran señal cuando apareciera cualquier animal, por mas insignificante que sea. Y a los pocos días apareció una manada de ballenas.Y justo antes de subir a las lanchas, aparece el capitán Ahab con cinco orientales. Da la orden de que suban a las lanchas y preparen los objeto necesarios. Los tripulantes estuvieron actuando raro, a causa de la presencia de los orientales. Pero cumplieron las ordenes del capitán, se suben a las lanchas y van a atacar a la manada que se había aparecido. Durante la caza la niebla se hacia mas espesa y el clima presentaba signos de tormenta mucho mas seguido. La ballena se voltea y Queequeg que estaba en la lancha de Ismael, coge su lanza y se sube encima de la ballena, pero cuando estaba por atacar la ballena lo bota con toda su fuerza, y cae de nuevo en el barco. Y cuando estaban por atacar los tripulantes de la lancha de Ismael, un impulso invisible los hecha a volar, se hunde la ballena y fracasa la misión. El Pequod recoge a los naufragos a la mañana siguiente.

Durante cuatro meses, pasan por varios lugares de caza de ballenas. Y durante ese tiempo los orientales se fueron mezclando con la tripulacion, pero su líder, Fedallah seguía siendo un hombre extraño para los demás. Y cierto día se les aparece otro ballenero, "El Tawn - Ho", al poco rato los tripulantes de los dos barcos estaban adentro del otro, conversando sobre distintas cosas e intercambiando objetos de utilidad. Mientras, los capitanes de las embarcaciones conversaron y el capitán del Tawn - Ho le contó que se había cruzado con Moby Dick y que después de eso solo le habían ocurrido desgracias a su barco. La historia, lleno de miedo a la tripulacion y le dieron mas ganas de buscar a Moby Dick al capitán Ahab.

Cierta noche, Fedallah ve un chorro plateado, se dirigen son toda prisa hacia el lugar de donde procede, pero había nada. Días después vuelve a ocurrir lo mismo, pero esta vez empezó a aparecer varias noches seguidas. Ahab estaba actuando de una manera muy rara, buscando el chorro plateado pero sin resultados. Pero cierto día al amanecer, se vio el chorro plateado saliendo de una masa de color blanco. Prepararon los botes y se fueron a atacar, pero era un calamar gigante, los tripulantes de las lanchas, horrorizados se regresaron al barco inmediatamente. Starbuck se asusto mucho al ver el calamar. Pero Quequeeg predijo que habían cachalotes que comen el calamar. Y así fue, unos días mas tarde, apareció una ballena. Subieron a los botes y se fueron a atacar. Le clavaron los arpones y después de un rato empezó a debilitarse y nadar mas lento. Stubb empezó a clavarle una y otra vez su lanza hasta que murió. Ahab estaba descontento porque esa ballena que habían matado, le decía que Moby Dick estaba todavía viva. Al rato aparecieron tiburones, y tuvieron que luchar un rato con ellos para que no se coman a la ballena. A la mañana siguiente, empezaron a descuartizar la ballena, y cuando terminaron, el capitán dio la orden de que pusieran el cráneo de la ballena en la popa del barco.

Días mas tarde, Ahab dio la orden de que buscaran a una ballena franca, de muy poco valor, por la poca cantidad de aceite que da. Los tripulantes estaban confundidos, pero las cosas se le aclararon a Ismael cuando escucho una conversacion de los oficiales, decían que el barco que llevaba un cráneo de ballena y al otro lado una de ballena franca, nunca naufraga, así se lo había dicho Fedallah. Y cuando terminaron esa conversacion, se apareció una ballena a la que fueron a atacar, pero como los estaba hundiendo, cortaron las sogas de los arpones y regresaron al Pequod. Ahab quería llegar a la isla de Java donde visitaban las ballenas, el pensaba que ahí encontraría a Moby Dick. Y mientras estaba Ahab en sus reflexiones, los demás marineros estaban conversando sobre otros temas. Cierto día los oficiales, estaban conversando, cuando paso delante e ellos un barco francés llamado "Bouton de Rose" que llevaba una ballena de ámbar gris. Stubb pidió permiso al capitán y se les acerco, les dijo a los tripulantes que esa ballena era un mal augurio, los franceses soltaron a la ballena, y Stubb se acerco a la ballena y empezó a abrirla, y después encontró el ámbar gris, un liquido de buen olor llamado "Ámbar Gris" con el que se hacían jabones y perfumes.

Después de unos días se encontraron con el navío londinense "Samuel Enderby". Y la gran coincidencia era que el capitán también tenia el brazo derecho mutilado, y curiosamente, también fue por la culpa de Moby Dick. Y le contó que Moby Dick se iba hacia el oeste. Pero días después encontraron una fuga de agua, en el contenedor de sal. Quequeeg después de eso, enfermo. Todos ya lo daban por muerto. Quequeeg pidió al carpintero que le hiciera un ataúd. Y cuando ya estaban las cosas listas, Quequeeg mide al ataúd y ve que todo va bien. Pero días después, milagrosamente se recupera y todos los planes se cancelan. Días después, Ismael escucha una conversacion entre el capitán Ahab y Fedallah. Fedallah le decía que pase lo que pase, el iba a morir primero y que Ahab iba a morir por una cuerda. Los tripulantes se empezaron a molestar y ya se escuchaban rumores de amotinamiento, y un día empezó una tormenta que parecía no iba a acabar. Pero cierto día el oficial Starbuck se enfrento al capitán y le dice que la tormenta viene del este, a donde esta Moby Dick, y que dios esta en contra de eso. Los tripulantes apoyaron a Starbuck. El capitán Ahab se molesto tanto que los tripulantes entraron a sus habitaciones sin dar reclamo alguno. En la tarde, se encuentran con otro Navío ingles, "El Rachel". El capitán del Rachel subió al Pequod y le dijo que se encontró con Moby Dick el día anterior, y le contó que había desaparecido una de sus lanchas y que su hijo de doce años iba en ella. Los tripulantes se conmovieron con esa historia, pero el capitán Ahab no. El capitán del Rachel, pensando que ya había accedido, dio ordenes a los tripulantes, pero el capitán Ahab dijo que no le había dado la potestad sobre sus tripulantes y que no le iba a ayudar y que por favor le perdonara. Y para terminar le contó que Moby Dick era quien se había comido su pierna y que probablemente también a su hijo. Al día siguiente, encontraron otro navío que había sido atacado por Moby Dick, esa noche nadie durmió.

Al día siguiente, se dio la voz de alarma, porque ya había aparecido Moby Dick. Todos salieron inmediatamente para atacar a Moby Dick. La ballena, miro al capitn Ahab y se dispuso a atacar con la boca abierta. Ahab logro darle un arponazo, pero no fue suficiente y Moby Dick mordio la part trasera de su lancha hasta partirla en dos. Despues de un rato las demas lanchas recogieron a los naufragos para luego subirlos al Pequod. A la mañana siguiente volvieron a ver a Moby Dick y la ballena, se dispuso a atacar sin dar señal alguna. Se fue contra las lanchas y golpeo las lanchas de Flask y Stubb, una contra la otra para destruirlas. y Fedallah, cumpliendo su propio augurio, desaparecio sin dejar rastro. Todos los tripulantes estaban nerviosos porue todas las leyendas decian que en el tercer dia, moria el hombre o la ballena. Al dia siguiente aparecio Moby Dick. Ismael se cayo de su lanch y pudo ver toda la destruccion causada por Moby Dick. Despues del ataque solo quedo el ataud de Quequeeg, hasta que choco con Ismael que lo utilizo de lancha, hasta que lo rescato el Rachel.

A continuacion un capitulo de "Moby Dick, la Ballena Blanca" :

Capítulo lv - FOTOS DE LA monstruosas de las ballenas


Voy a largo ere pintura para usted, así como uno puede, sin lienzo, algo así como la verdadera forma de la ballena ya que en realidad parece que el ojo de la whaleman cuando en su propio cuerpo de la ballena absoluta atracado junto a la ballena-barco de modo que puede ser bastante a reforzar allí. Puede ser útil, por lo tanto, con anterioridad a la publicidad a los curiosos retratos imaginarios de lo que hasta el día de hoy con confianza el reto de la fe Landsman. Es el momento de configurar el mundo en esta materia, demostrando esas fotos de la ballena todo mal.

Es posible que la fuente primordial de todos los delirios pictóricos se encuentra entre las más antiguas Hindoo, egipcio, griego y esculturas. Para siempre desde los inventiva sin escrúpulos, pero en momentos en que el mármol panellings de templos, estatuas de los pedestales, y en escudos, medallones, tazas, y monedas, el delfín se señaló en las escalas de la cadena de la armadura como Saladino, y una cabeza como cascos St. George's, desde entonces tiene algo de el mismo tipo de licencia prevalecido, no sólo en las imágenes más populares de la ballena, pero en muchas presentaciones científicas de él.

Ahora, por todos los pronósticos, el retrato más antiguo existente de todos modos que tienen por objeto ser el de la ballena, se encuentra en la famosa caverna-pagoda de Elefanta, en la India. Los Brahmanes sostienen que en la casi interminable de esculturas que pagoda inmemoriales, todos los oficios y actividades, todas las vocación del hombre, se prefiguró las edades antes de que ninguno de ellos llegó a ser realidad. No es de extrañar entonces, que en una especie nuestra noble profesión de la caza de ballenas debería haber estado allí la sombra sucesivamente. La ballena Hindoo a que se refiere, se produce en un departamento separado de la pared, que representa la encarnación de Vishnu en la forma de Leviatán, sabiamente conocido como el Matse Avatar. Sin embargo, aunque este hombre es la mitad de la escultura y la mitad de la ballena, con el fin de dar sólo a la cola de este último, sin embargo, que los pequeños de todo mal es él. Se parece más a la disminución de la cola de una anaconda, que las grandes palmas de la verdadera ballena del majestuoso trematodos.

Pero ir a las antiguas galerías, y mira ahora en un gran retrato del pintor cristiano de este pescado, porque no consigue mejor que el antediluviano Hindoo. Es la fotografía de Guido de Perseo Andrómeda salvamento desde el mar-monstruo o ballena. Guido dónde obtener el modelo de esa extraña criatura que? Tampoco Hogarth, pintura en la misma escena en su "Perseo Descendente", que fuera una pizca mejor. La enorme corpulencia de ese monstruo Hogarthian ondulado en la superficie, aprovechando apenas una pulgada de agua. Tiene una especie de howdah sobre su espalda, y su boca tusked distendido en el que se billows el móvil, se podrían adoptar para la traidores "que va desde la Puerta del Támesis por el agua en la torre. Luego, están los Prodromus ballenas de la antigua escocés Sibbald, Jonás y la ballena, tal como se muestra en las huellas de las antiguas Biblias y los recortes de las antiguas cartillas. ¿Qué se dice de esto? En cuanto a el libro-cuaderno de ballenas como una disolución de vid-pie alrededor de la población descendiente de un ancla - como el sello dorado y en la espalda y título de las páginas de muchos libros antiguos y nuevos - que es muy pintoresco, sino puramente fabulosa criatura, imitado, tomo, a partir de los datos como en vasos antiguos. Aunque universalmente denominados un delfín, yo, sin embargo, llamar a este libro-cuaderno de pescado de un intento de una ballena, porque era tal fue la intención de cuando el dispositivo se introdujo por primera vez. Que fue presentado por un viejo editor italiano en alguna sobre el siglo 15, durante la reactivación de aprendizaje, y en esos días, e incluso a un período relativamente tardío, delfines popularmente se supone que una especie de Leviatán.

En el viñetas y otros adornos de algunos libros antiguos que a veces se reúnen con toques muy curioso en la ballena, donde todo tipo de chorros, chorros de agua, manantiales de agua caliente y fría, Saratoga y Baden-Baden, hasta llegar a su burbujeante unexhausted cerebro. En la portada de la edición original de la "Promoción del Aprendizaje" se encuentran algunos curiosos ballenas.

Pero dejar de fumar poco todos estos intentos, nos vistazo a las fotos de Leviatán que tienen por objeto ser sobrio, delineaciones científicos, por los que saben. En el antiguo Condado de Harris de la colección de los viajes hay algunas placas de ballenas extraído de un libro de viajes neerlandés, AD 1671, titulado "Un Viaje a Spitzberg Ballenera en el buque Jonas en la Ballena, Peter Peterson, de Frisia, maestro." En una de esas placas de las ballenas, como las balsas de troncos grandes, están representados situada entre islas de hielo, los osos blancos con corriendo sobre sus espaldas la vida. En otra placa, la prodigiosa error es de representación de la ballena con perpendicular trematodos.

Por otra parte, hay una imponente cuarto, escrito por un capitán Colnett, Publicar un capitán en la marina Inglés, titulado "Un viaje alrededor del Cabo de Hornos en los Mares del Sur, con el fin de ampliar la pesca de ballena esperma de ballena". En este libro es un resumen que se presente como "Imagen de una ballena esperma de ballena o Physeter, dibujado por una escala de muertos en la costa de Mexico, agosto de 1793, y la izada en la cubierta.

No me cabe duda de que el capitán había veraz esta imagen tomada en beneficio de sus infantes de marina. Para mencionar sólo una cosa al respecto, permítaseme decir que tiene un ojo que se aplica, de acuerdo con la escala de acompañamiento, de un crecido Cachalote, haría que el ojo de un arco-ballena ventana unos cinco pies de largo. ¡Ah, mi valiente capitán, ¿por qué vosotros no nos dan Jonás en busca de que los ojos!

Ni son los más conscientes de las compilaciones de Historia Natural en beneficio de los jóvenes y tiernas, libres de la misma heinousness de error. Mira que el trabajo popular "Goldsmith's animados, la naturaleza". En la versión abreviada de Londres edición de 1807, hay placas de una supuesta "ballena" y un "narwhale". No quiero parecer poco elegante, pero esta feo ballena se parece mucho a una amputación sembrar, y, en cuanto a la Narwhale, un vistazo a las que es suficiente para sorprender a uno, que en este siglo XIX, tal hippogriff podría ser el momento de una verdadera palmed cualquier público inteligente de los escolares. Un gran naturalista, publicó un libro científico sistematizado de ballenas, que son varias imágenes de las diferentes especies de Leviathan. Todos estos no sólo son incorrectos, pero la imagen de la mysticetus o ballena de Groenlandia (es decir, la Ballena Franca), incluso Scoresby, una larga experiencia como hombre tocando esa especie, declara no tener su contrapartida en la naturaleza.

Sin embargo, la colocación de la tapa, haz a todos los negocios de este torpe estaba reservado para el científico Federico Cuvier, hermano del famoso Barón. En 1836, publicó una Historia Natural de Ballenas, en la que se da a lo que él denomina una imagen de la esperma de ballena. Antes de mostrar esa imagen a toda Nantucketer, que tuvo su mejor resumen para ofrecer refugio de Nantucket. En una palabra, Federico Cuvier del Cachalote no es un cachalote, pero una de squash. Por supuesto, nunca tuvo el beneficio de un viaje de caza de ballenas (por ejemplo los hombres rara vez tienen), pero ahí se deriva que la imagen, ¿quién puede decir? Tal vez tengo científica como su predecesor en el mismo campo, Desmarest, obtuvo uno de sus auténticos abortos, es decir, de un dibujo chino. ¿Y qué tipo de chicos animado con el lápiz son los chinos, muchos vasos y platos queer informarnos.

En cuanto a la sesión de pintores ballenas visto en las calles se cierne sobre las tiendas de los distribuidores de petróleo, lo que se dice de ellos? Son, en general, Richard III. las ballenas, con el dromedario jorobas, y muy salvaje; desayunando en tres o cuatro tartas marinero, que es whaleboats completo de los marinos: su floundering deformidades en los mares de sangre y de pintura azul.

Sin embargo, estos múltiples errores en que representan la ballena no es tan sorprendente, después de todo. Considere! La mayoría de los científicos se han tomado los dibujos de la hundidos peces, y estos son tan correctas como un dibujo de un barco naufragado, rotos con la espalda, que representan correctamente la noble animal en todas sus undashed orgullo de casco y mástiles. Aunque los elefantes se han destacado por su longitud completa, la vida nunca ha Leviatán flotaba aún bastante por su propio retrato. La vida de ballenas, en su plena majestad e importancia, es sólo para ser visto en el mar en aguas insondables; flote y la mayor parte de él está fuera de la vista, como un puesto en marcha la línea de batalla buque, y de ese elemento que es algo eternamente imposible para el hombre mortal para izar su cuerpo en el aire, a fin de preservar todas sus poderosas olas y ondulaciones. Y, por no hablar de la muy presumible diferencia entre el contorno de una joven ballena succión y un crecido Platonian-Leviatán, pero, incluso en el caso de uno de esos jóvenes chupar ballenas izada a la cubierta de un buque, tal es el extravagantes, -como la anguila, limbered, variando la forma de él, que su expresión precisa el mismo diablo no puede atrapar.

Pero puede ser creído, que desde el desnudo esqueleto de la ballena varada, precisa sugerencias pueden derivarse de tocar su verdadera forma. No, en absoluto. Ya que es una de las cosas más curioso acerca de este Leviatán, que su esqueleto da muy poca idea de su forma general. Jeremy Bentham, aunque el esqueleto, que se cuelga de candelabro en la biblioteca de uno de sus albaceas, expresa correctamente la idea de un corpulento-Ceja utilitario anciano caballero, con todas Jeremy otras características personales, pero nada de este tipo podría deducirse de cualquier Leviatán de articulan los huesos. De hecho, como dice el gran cazador, el mero esqueleto de la ballena es la misma relación con el acolchado y completamente invertido animales como los insectos que a la crisálida que lo que roundingly sobres. Esta peculiaridad es muy demostrado en la cabeza, como en alguna parte de este libro se muestra paso. También es muy curiosamente aparece en el lateral aleta, los huesos de los que casi exactamente respuesta a los huesos de la mano humana, sólo menos el pulgar. Este fin cuenta con cuatro periódicos hueso dedos, el índice, medio, anillo y dedo meñique. Pero todas estas son presentadas en forma permanente sus carnosos que cubren, como el ser humano dedos en una artificial que cubre. "Sin embargo temerariamente la ballena a veces puede servir", dijo Stubb humor un día ", él nunca se puede decir que verdaderamente nos manejar sin guantes".
Por todas estas razones, entonces, cualquier forma es posible que se mire, hay que concluir que las necesidades de la gran Leviatán que es una criatura en el mundo que debe permanecer sin pintar a la última. Es cierto que un retrato puede pegar la marca mucho más cerca que otro, pero ninguno puede golpear con cualquier gran grado de exactitud. Por lo que no hay forma terrenal de saber precisamente lo que la realidad se parece a las ballenas. Y el único modo en el que se puede obtener incluso una idea aceptable de la vida de contorno, que es una caza de ballenas por ti, pero al hacerlo, se corre gran riesgo de ser eternamente estufa y hundido por él. Por tanto, me parece que tenía mejor no ser demasiado fastidioso en su curiosidad de tocar este Leviatán.

lunes, 15 de junio de 2009

Gustave Flaubert (Francia; Normandia, 12/12/1821 - Normandia, 08/05/1880)


Nacido en Normandia el 12 de Diciembre de 1821 y fallecido en la misma regiónel 8 de mayo de 1880, Gustave Flaubert, es considerado el padre del realismo gracias a su novela "Madame Bovary" que le día la gran fama que tiene hasta hoy en dia. De niño nunca tuvo grandes reflejos de inteligencia o interés literario. Conoció a Víctor Hugo y viajo con el a los Pirineos y Corcega, le gusto tanto la vida del campo, que en Junio de 1844 se muda con su madre a una casa en una agradable parcela, junto al río Sena; que seria su hogar hasta sus últimos días y donde empezaría su carrera literaria. En 1846 mueren su padre y su hermana, y dos meses después empieza una relación amorosa con Louise Colet que duro diez años, que varios lectores y escritores comentaron como "el único episodio sentimental de importancia en la vida de Flaubert", que nunca llego a casarse.

En 1848 frecuenta los salones parisinos mas influyentes, en el cual conoce a George Sand. Después de eso empieza diversos viajes a Inglaterra, Italia, Grecia, Egipto, Jerusalén y Constantinopla, causándole una gran impresión en su imanación.

Entre sus obras están: Madame Bovary, La tentacion de San Antonio, Salambo, La Educacion Sentimental, Correspondencia, Tres Cuentos, Bouvard y Pecuchet y Noviembre, fragmentos de un estilo cualquiera.

Cuando publico "Madame Bovary" en modo de folletines, fue acusado por tentar a la moral, pero cuando lo publico en forma de libro completo se entendió mejor y retiraron los cargos. Después de ese choque con las autoridades empezó a juzgar las costumbres sociales de su época y recordando los romances de sus épocas de su infancia con Elisa Schelesinger, para escribir "La Educacion Sentimental". Hasta entonces la vida de Flaubert había sido tranquila, porque cuando participo en la guerra Franco-Prusiana sufrió varios accidentes a partir de los cuales empezó a padecer enfermedades nerviosas. Luego de esos , perdió sus amistades. En 1872 fallece su madre y su situación económica empezó a decaer. Después de eso su sobrina se encargo de cuidarlo.

Durante ese tiempo escribió "La tentacion de San Antonio" que publico finalmente en el año 1874. Luego en 1877 volvió continuo un proyecto que empezó a escribir en el año 1872, que el decía iba a ser su mas grande proyecto, aun mas grande que "Madame Bovary", pero el 8 de mayo de 1880 fallece a causa de una hemorragia cerebral en el poblado de Croisset en Normandia, pero lo enterraron en Ruán (lugar en el que nació) en el cementerio familiar. Pero tras su muerte varios comentaristas dijeron que había muerto "uno de los mas grandes escritores franceses de todos los tiempos".
Madame Bovary (Madame Bovary)


Publicada en el año 1857, narra los amoríos que tiene Emma Rouolt con sus amantes a expensas de su esposo Charles. Empieza contando sobre la vida del estudiante de doctor Charles Bovary y como se gradúa. Cuando termina su madre le hace una gran celebración y ella decide con que mujer se va a casar. El acepta, y se casa con la viuda Dubuc. Cierto día le piden que aya a la casa de la familia Rouolt, atiende al padre que se había roto una pierna y ve a Emma, la hermosa hija del señor Rouolt. El medico fue a visitarlos varias veces, pero cuando su esposa se entero de eso le armo un escandalo terrible. A la mañana siguiente, Charles estaba en su cuarto y de un momento a otro su esposa que estaba en la cocina cae al suelo y muere. Días mas tarde el señor Rouolt va a visitar al doctor y darle las condolencias, le comunico de paso que su hija Emma estaba pensando en el, y que porque no los visitaba. Emma lo atendió tan bien, que cuando termino se había olvidado del fallecimiento de su esposa. Al poco tiempo se haba casado con Emma Rouolt, que ahora se llamaría, "Emma Bovary". Después de la boda, Emma se sentía muy aburrida y decepcionada porque antes de casarse había creído estar enamorada. Ella pensaba que el matrimonio iba a ser algo como lo describían todas las historias de amor, en el que el amor era joven y apasionado.

A finales de Septiembre, invitaron a los Bovary al palacio de Vaubyessard, a Emma todo el lujo de la fiesta la dejaba atónita y sorprendida. Cuando comenzo el baile, un vizconde se se le acerco a Emma y le pidió que le acompañara a bailar, ella no sabia bailar pero el vizconde le enseño. Desde ese día Emma quería llegar a ser mas, primero contrato a una huerfana para que su empleada. Luego empezó a dejar todo lo que quería y sabia (piano, pintura, bordado y lectura). Charles, se dio cuenta de que su esposa estaba así por el lugar, así que decidió mudarse. Cuando llegan son invitados a un baile publico, en el baile, el farmaceutico local, el señor Homais. Mientras Charles hablaba con el señor Homais, Emma hablaba con el asistente del señor, que se llamaba Leon Dupuis. Los dos descubrían sus intereses comunes, que eran muy parecidos, para cuando terminaron esta conversacion, Leon se había dado cuenta de que estaba enamorado.

Y paso el tiempo y Emma Bovary, quedo embarazada, ahora solo esperaba dar a luz un hijo hombre, que seria la revancha a su destino que según ella "le habían llenado le vida de desgracias". Pero el destino no quizo cumplir el deseo de Emma, ya que dio a luz a una hija mujer. En cuanto se lo dijeron a la señora Bovary, ella se desmallo. Ella no quizo ver a su hija hasta pasadas seis semanas, que había dado a cuidar a la esposa del carpintero. Fue con Leon y cuando regresaron, el pueblo hablaba de que entre ellos había una relación, porque siempre Leon cuando estaba con Emma, se veía confundido y muy distraido. El escribía cartas que luego rompía, se preparaba fechas para declararse que no cumplía, pero en cuanto estaba n la presencia de Emma. Pero ella no se daba cuenta y lo sentía completamente encantador. Un día le pregunta a su criada y ella le dijo que el estaba enamorado de ella, el corazón de Emma dio un salto de alegría.

Esa noche busco al señor Lheureux. El le dijo que le apenaba no haberse ganado su confianza y que siempre se llevaba bien con todas las señoras. Pero a Emma no le importaba, porque solo estaba pensando en Leon. Pero Leon la veía tan buena ama de casa que empezaba alejarse. Pero Leon cierto día y de sorpresa decidió mudarse a París para terminar sus estudios de derecho. Ella se lamento completamente de no haberlo amado como se debía. Cierto día lega un hombre rico al pueblo en donde vivía Emma, el se llamaba Rodolfo Boulanger, que en cuanto la vio busco la primera oportunidad para acercarse a ella. Y la oportunidad se le presento en el festival de yonville. Rodolfo se le acerco a Madame y le empezó a hablar de la vida campesina y de la mediocridad provinciana, cuando termino de hablar quizo tocarle la mano a Emma, pero ella no acepta. Luego empezó a hablar de los deberes, esta vez cuando intento tocarle la mano a Emma ella si se dejo. Pasaron seis semanas para que rodolfo visitara a Emma. Ese día Rodolfo le dijo que la amaba, cuando llego Charles, Rodolfo le recomendó que seria bueno que Emma saliera a pasear en caballo y el se ofreció para prestar el animal e ir con ella, el acepto.

El primer día en que salieron a pasear, Rodolfo se le declaro y Madame cayó rendida en sus brazos. Durante siete días se mandaron cartas. Y luego se fueron atreviendo a mas, luego se estuvieron viendo mas seguido y se intercambiaban retratos y mechones de cabello. El señor Lheureux aprovechaba y traía mercancía de París sin reclamar pago alguno, y mientras Charles dormía los dos se besaban en la terraza. Cierto día en el que estaban conversando Rodolfo y Emma, ella le dijo que no sabia donde estaba cuando no la veía y que si era cierto que no le gustaban las demás mujeres. Ella le dijo que quería ir con el, pero Rodolfo pensó en su hija, su familia y su casa, ella dijo que se iban a escapar y solo llevaría a su hija con ella. Rodolfo, después de pensarlo bien decidió no hacerlo, por la niña y el hecho de que siempre iba a estar con una sola mujer. Después de eso se puso a escribir una carta en la que explicaba el motivo de porque no se iba a fugar con ella, y para darle el efecto de que había llorado le hecho unas gotas de agua. Cuando Emma leía la carta, quería morirse en ese momento, subio a la terraza de su casa e intento tirarse, pero su empleada llego y le dijo que ya era hora de ir a comer, mientras comia escucho el sonido de la carreta de Rodolfo pasando cerca a su puerta. No pudo disimular y se desmayo en media de la cocina.

Despues de esa ocacion, Emma enfermo gravemente por 43 dias, Lheureux aprovecho e hizo que Charles le firmara un pagare por mil francos. Cuando se recupero en su totalidad, Charles la llevo a la opera de Ruan. Durante el medio tiempo Charles fue a comprar unos refrescos, pero cuando llego con su esposa, ella tuvo una gran sorpresa, era el señor Leon Dupuis, que estaba viviendo en esa zona. Despues de haber conversado un rato, Leon convencio a Charles de que dejara a Emma con el durante un dia mas. Charles accedio, despues de eso Leon fue a buscar a Emma a su hotel. El le declaro su amor y le dijo que la dejara ver un dia mas, Emma se resistio. Esa noche, Emma le escribio a Leon una carta dando por terminada su relacion, que se la hiba a entregar por la mañana. Antes de entrar a la parroquia para la misa, Emma le entrega la carta a Leon y el la guardo como si supiera lo que decia. Cuando termino Leon se fue con Emma, la agarro del brazo y la subio a una carreta en la que no dio destino alguno. Se dice que el coche ando sin destino por varias horas y a eso de las dos de la tarde una mano de mujer tiro al aire una carta hecha pedasos.

Despues de eso encontro la excusa perfecta para ir a Ruan sin que Charles supiera algo de eso. Emma con la excusa de ir a tomar clases de piano, su esposo le daba 20 frnacos todos los jueves para ir a Ruan. Leon la esperaba en un hotel en donde se besaban, luego conversavan y se apasionaban. Pero Leon la sintio tan experimentada que penso que no era el primer amante. Y Emma tambien se empeso a aburrir, porque sentia en el adulterio todo lo que habia en el matrimonio. Emma siguio comprando cosas que no le servian, pero que queria, y luego llegaron los reclamos, para pagar algunos pagares, vendio sus guantes y algunos sombreros. Pero un dia jueves despues de haber ido a ver a Leon, la sirvienta, le netrega un papel en el que decia que la embargaban en 24 horas. Emma despues de eso va a buscar al señor Lheureux para ver si le ayudaba en su situacion o si al menos le daba algunos dias mas. Pero Lheureux se rehuso, Emma desesperada, apoya su mano en la rodilla del vendedor y el la bota de su casa.

Emma desesperada va a buscar a Leon para que la ayude, pero el como era practicante, no tenia mucho dinero y no la pudo ayudar, pero le dijo que tenia un buen amigo y que el le podia prestar el dinero nescesario, pero si no estaba a las tres que no lo esperara mas. Pero no aparecio a las tres, y para las cinco ya iba a ser demaciado tarde y Charles se iba a enterar, cosa que Emma no queria. Estaba sumida en un gran panico y de repente se le viene el recuerdo de Rodolfo Boulanger. Llego al palacio de Rodolfo y lo encontro tocando el piano. Se le acerco y los dos se dieron un gran beso, Rodolfo pone resistencia pero no puedo y empieza a desvestirla. Luego le sale una especie de risa, pero no lo era, estaba llorando sin contenerse. Cuando Rodolfo le pregunta que era lo que tenia, ella le dice que esta arruinada y necesita 800 francos, pero el le dice que no tiene. Y Emma al ver todas las cosas lujosas que tenia y revienta an colera y llanto, y empiesa a tirar al piso y a romper todas sus cosas. Despues de eso pasa por la fermacia del pueblo, coge un frasco de arsenico y empiesa a consumir el polvo, poco a poco. Luego va a su casa y Charlesle pregunta lo que habia pasado, porque ya habia ocurrido el embargo, y luego se hecha en su cama y empiesa a hacer efecto el arsenico. Cuando Charles se de cuenta, ya era demasiado tarde, esa noche llega un cura y le hacen los santos oleos y muera una hora despues. Un mes despues, Charles busca en su ropero unas hojas para mandarle sus felicitaciones a Leon por sus futuras nupcias, pero encuentra los mechones de pelo y retratos de Rodolfo y se da cuenta de que eran amantes. A la hora de almuerzo su hija va a buscar a su padre, pero, lo encuentra muerto, se habia ahorcado.

A continuacion un capitulo de "Madame Bovary":


CAPÍTULO IX
Pasaron seis semanas. Rodolfo no volvió. Por fin, una tarde apareció. Se había dicho, al día siguiente de los comicios:
«No volvamos tan pronto, sería un error.»
Y al final de la semana se fue de caza. Después de la cacería, pensó que era demasiado tarde, luego se hizo este razonamiento:
«Pero si desde el primer día me ha amado, por la impaciencia de volver a verme, tiene que quererme más. Sigamos, pues.»
Y comprendió que había calculado bien cuando, al entrar en la sala, vio que Emma palidecía.
Estaba sola. Anochecía. Los visillos de muselina, a lo largo de los cristales, oscurecían la luz del crepúsculo, y el dorado del barómetro, sobre el que daba un rayo de sol, proyectaba luces en el espejo, entre los festones del polípero.
Rodolfo permaneció de pie, y Emma apenas contestó a sus primeras frases de cortesía.
-Yo --dijo- he tenido ocupaciones. He estado enfermo.
-¿Grave? -exclamó ella.
-¡Bueno -dijo Rodolfo sentándose a su lado sobre un taburete-, no! ... Es que no he querido volver.
-¿Por qué?
-¿No adivina usted?
La volvió a mirar, pero de un modo tan violento que ella bajó la cabeza sonrojándose. Rodolfo continuó.
-¡Emma!
-¡Señor! --dijo ella, separándose un poco.
-¡Ah!, ya ve usted -replicó él con voz melancólica- que yo tenía razón de no querer volver; pues este nombre este nombre que llena mi alma y que se me ha escapado, usted me lo prohíbe, ¡Madame Bovary! ...¡Eh!, ¡todo el mundo la llama así!... Ese no es su nombre, además; ¡es el nombre de otro!
Y repitió:
-¡De otro!
Y se ocultó la cara entre las manos.
-¡Sí, pienso en usted continuamente!... Su recuerdo me desespera ¡Ah!, ¡perdón!... La dejo... ¡Adiós!... ¡Me iré lejos, tan lejos que usted ya no volverá a oír hablar de mí! Y sin embargo..., hoy..., ¡no sé qué fuerza me ha empujado de nuevo hacia usted! ¡Pues no se lucha contra el cielo, no se resiste a la sonrisa de los ángeles!, ¡uno se deja arrastrar por lo que es bello, encantador, adorable!
Era la primera vez que Emma oía decir estas cosas; y su orgullo, como alguien que se solaza en un baño caliente, se satisfacía suavemente y por completo al calor de aquel lenguaje.
-Pero si no he venido -continuó-, si no he podido verla, ¡ah!, por lo menos he contemplado detenidamente lo que le rodea. De noche, todas las noches, me levantaba, llegaba hasta aquí, miraba su casa, el tejado que brillaba bajo la luna, los árboles del jardín que se columpiaban en su ventana, y una lamparita, un resplandor, que brillaba a través de los cristales, en la sombra. ¡Ah!, usted no podía imaginarse que a11í estaba, tan cerca y tan lejos, un pobre infeliz...
Emma, sollozando, se volvió hacia él.
-¡Oh!, ¡qué bueno es usted! -dijo ella.
-¡No, la quiero, eso es todo!, ¡usted no lo duda! Dígamelo; ¡una palabra!; ¡una sola palabra!
Y Rodolfo, insensiblemente, se dejó resbalar del taburete al suelo; pero se oyó un ruido de zuecos en la cocina, y él se dio cuenta de que la puerta de la sala no estaba cerrada.
-Qué caritativa sería -prosiguió levantándose- satisfaciendo un capricho mío.
Quería que le enseñase su casa; deseaba conocerla, y como Madame Bovary no vio ningún inconveniente, se estaban levantando los dos cuando entró Carlos.
-Buenas tardes, doctor -le dijo Rodolfo.
El médico, halagado por ese título inesperado, se deshizo en obsequiosidades, y el otro aprovechó para reponerse un poco.
-La señora me hablaba -dijo él entonces- de su salud...
Carlos le interrumpió, tenía mil preocupaciones, en efecto; las opresiones que sufría su mujer volvían a presentarse. Entonces Rodolfo preguntó si no le sería bueno montar a caballo.
-¡Desde luego!, ¡excelente, perfecto!... ¡Es una gran idea! Debería ponerla en práctica.
Y como ella objetaba que no tenía caballo, el señor Rodolfo le ofreció uno; ella rehusó su ofrecimiento; él no insistió; después, para justificar su visita, contó que su carretero, el hombre de la sangría, seguía teniendo mareos.
-Pasaré por allí-dijo Bovary.
-No, no, se lo mandaré; vendremos aquí, será más cómodo para usted.
-¡Ah! Muy bien, se lo agradezco.
Y cuando se quedaron solos:
-¿Por qué no aceptas las propuestas del señor Boulanger, que son tan amables?
Ella puso mala cara, buscó mil excusas, y acabó diciendo que «aquello parecería un poco raro.
-¡Ah!, ¡a mí me trae sin cuidado! -dijo Carlos, haciendo una pirueta-. ¡La salud ante todo! ¡Haces mal!
-¿Y cómo quieres que monte a caballo si no tengo traje de amazona?
-¡Hay que encargarte uno! -contestó él.
Lo del traje la decidió.
Cuando tuvo el traje, Carlos escribió al señor Boulanger diciéndole que su mujer estaba dispuesta, y que contaban con su complacencia.
Al día siguiente a mediodía Rodolfo llegó a la puerta de Carlos con dos caballos soberbios. Uno de ellos llevaba borlas rojas en las orejas y una silla de mujer de piel de ante.
Rodolfo calzaba botas altas, flexibles, pensando que sin duda ella nunca las había visto semejantes; en efecto, Emma quedó encantada de su porte, cuando él apareció sobre el rellano con su gran levita de terciopelo y su pantalón de punto blanco. Ella estaba preparada, le esperaba.
Justino se escapó de la farmacia para verla, y el boticario también salió. Hizo unas recomendaciones al señor Boulanger:
-¡Pronto llega una desgracia! ¡Tenga cuidado! ¡Sus caballos quizás son fogosos!
Ella oyó ruido por encima de la cabeza: era Felicidad que repiqueteaba en los cristales para entretener a la pequeña Berta. La niña le envió de lejos un beso; su madre le respondió con un gesto de la empuñadura de su fusta.
-¡Buen paseo! -dijo el señor Homais-. ¡Prudencia, sobre todo prudencia!
Y agitó su periódico viéndoles alejarse.
En cuanto sintió tierra, el caballo de Emma emprendió el galope. Rodolfo galopaba a su lado. A intervalos cambiaban una palabra. La cara un poco inclinada, la mano en alto y el brazo derecho desplegado, se abandonaba a la cadencia del movimiento que la mecía en su silla.
Al pie de la cuesta Rodolfo soltó las riendas; salieron juntos, de un solo salto; después, en lo alto, de pronto los caballos se pararon y el gran velo azul de Emma se cayó.
Era a primeros de octubre. Había niebla en el campo. Por el horizonte se extendían unos vapores entre el contorno de las colinas; y otros, deshilachándose, subían, se perdían. A veces, en una rasgadura de las nubes, bajo un rayo de sol, se veían a lo lejos los tejados de Yonville, con las cuestas a la orilla del agua, los corrales, las paredes y el campanario de la iglesia. Emma entornaba los párpados para reconocer su casa, y nunca aquel pobre pueblo le había parecido tan pequeño. Desde la altura en que estaban, todo el valle parecía un inmenso lago pálido que se evaporaba en el aire. Los macizos de árboles, de trecho en trecho, sobresalían como rocas negras; y las altas líneas de los álamos, que sobresalían entre la bruma, parecían arenales movidos por el viento.
Al lado, sobre el césped, entre los abetos, una tenue luz iluminaba la tibia atmósfera. La tierra, rojiza como polvo de tabaco, amortiguaba el ruido de los pasos, y con la punta de sus herraduras, al caminar, los caballos se llevaban por delante las piñas caídas.
Rodolfo y Ernma siguieron así el lindero del bosque. Ella se volvía de vez en cuando a fin de evitar su mirada, y entonces no veía más que los troncos de los abetos alineados, cuya sucesión continuada le aturdía un poco. Los caballos resoplaban. El cuero de las sillas crujía.
En el momento en que entraron en el bosque salió el sol.
-¡Dios nos protege! -dijo Rodolfo.
-¿Usted cree? -dijo ella.
-¡Avancemos!, ¡avancemos! -replicó él.
Chasqueó la lengua. Los dos animales corrían. Largos helechos a orilla del camino prendían en el estribo de Emma. Rodolfo, sin pararse, se inclinaba y los retiraba al mismo tiempo. Otras veces, para apartar las ramas, pasaba cerca de ella, y Emma sentía su rodilla rozarle la pierna. El cielo se había vuelto azul. No se movía una hoja. Había grandes espacios llenos de brezos completamente floridos, y mantos de violetas alternaban con el revoltijo de los árboles, que eran grises, leonados o dorados, según la diversidad de los follajes. A menudo se oía bajo los matorrales deslizarse un leve batir de alas, o bien el graznido ronco y suave de los cuervos, que levantaban el vuelo entre los robles. Se apearon. Rodolfo ató los caballos. Ella iba delante, sobre el musgo, entre las rodadas.
Pero su vestido demasiado largo la estorbaba aunque lo llevaba levantado por la cola, y Rodolfo, caminando detrás de ella, contemplaba entre aquella tela negra y la botina negra, la delicadeza de su media blanca, que le parecía algo de su desnudez. Emma se paró.
-Estoy cansada -dijo.
-¡Vamos, siga intentando! -repuso él-. ¡Ánimo!
Después, cien pasos más adelante, se paró de nuevo; y a través de su velo, que desde su sombrero de hombre bajaba oblicuamente sobre sus caderas, se distinguía su cara en una transparencia azulada, como si nadara bajo olas de azul.
-¿Pero adónde vamos?
Él no contestó nada. Ella respiraba de una forma entrecortada. Rodolfo miraba alrededor de él y se mordía el bigote.
Llegaron a un sitio más despejado donde habían hecho cortas de árboles. Se sentaron sobre un tronco, y Rodolfo empezó a hablarle de su amor.
No la asustó nada al principio con cumplidos. Estuvo tranquilo, serio, melancólico.
Emma le escuchaba con la cabeza baja, mientras que con la punta de su pie removía unas virutas en el suelo.
Pero en esta frase:
-¿Acaso nuestros destinos no son ya comunes?
-¡Pues no! -respondió ella-. Usted lo sabe bien. Es imposible.
Emma se levantó para marchar. Él la cogió por la muñeca. Ella se paró. Después, habiéndole contemplado unos minutos con ojos enamorados y completamente húmedos, le dijo vivamente:
-¡Vaya!, no hablemos más de esto... ¿dónde están los caballos? ¡Volvámonos!
Él tuvo un gesto de cólera y de fastidio. Ella repitió:
-¿Dónde están los caballos?, ¿dónde están los caballos?
Entonces Rodolfo, con una extraña sonrisa y con la mirada fija, los dientes apretados, se adelantó abriendo los brazos. Ella retrocedió temblando. Balbuceaba:
-¡Oh! ¡Usted me da miedo! ¡Me hace daño! Vámonos.
Y él se volvió enseguida respetuoso, acariciador, tímido.
-Ya que no hay más remedio -replicó él, cambiando de talante.
Emma le ofreció su brazo. Dieron vuelta. Él decía:
-¿Qué le pasaba? ¿Por qué? No la he entendido. Usted se equivoca conmigo sin duda. Usted está en mi alma como una madona sobre un pedestal, en un lugar elevado, sólido a inmaculado. Pero la necesito para vivir. ¡Necesito sus ojos, su voz, su pensamiento! ¡Sea mi amiga, mi hermana, mi ángel!
Y alargaba el brazo y le estrechaba la cintura. Ella trataba débilmente de desprenderse. Él la retenía así, caminando.
Pero oyeron los dos caballos que ramoneaban el follaje.
-¡Oh!, un poco más -dijo Rodolfo-. ¡No nos vayamos!, ¡quédese!
La llevó más lejos, alrededor de un pequeño estanque, donde las lentejas de agua formaban una capa verde sobre las ondas. Unos nenúfares marchitos se mantenían inmóviles entre los juncos. Al ruido de sus pasos en la hierba, unas ranas saltaban para esconderse.
-Hago mal, hago mal -decía ella-. Soy una loca haciéndole caso.
-¿Por qué?... ¡Emma! ¡Emma!
-¡Oh, Rodolfo!... -dijo lentamente la joven mujer apoyándose en su hombro.
La tela de su vestido se prendía en el terciopelo de la levita de Rodolfo; inclinó hacia atrás su blanco cuello, que dilataba con un suspiro; y desfallecida, deshecha en llanto, con un largo estremecimiento y tapándose la cara, se entregó.
Caían las sombras de la tarde, el sol horizontal que pasaba entre las ramas le deslumbraba los ojos. Por un lado y por otro, en torno a ella, en las hojas o en el suelo, temblaban unas manchas luminosas, como si unos colibríes al volar hubiesen esparcido sus plumas. El silencio era total; algo suave parecía salir de los árboles; Emma se sentía el corazón, cuyos latidos recomenzaban, y la sangre que corría por su carne como un río de leche. Entonces oyó a lo lejos, más a11á del bosque, sobre las otras colinas, un grito vago y prolongado, una voz que se perdía y ella la escuchaba en silencio, mezclándose como una música a las últimas vibraciones de sus nervios alterados. Rodolfo, con el cigarro entre los dientes, recomponía con su navaja una de las riendas que se había roto.
Regresaron a Yonville por el mismo camino, volvieron a ver sobre el barro las huellas de sus caballos, unas al lado de las otras, y los mismos matorrales, las mismas piedras en la hierba. Nada había cambiado en torno a ellos; y sin embargo, para ella había ocurrido algo más importante que si las montañas se hubiesen desplazado. Rodolfo de vez en cuando se inclinaba y le tomaba la mano para besársela.
¡Estaba encantadora a caballo! Erguida, con su talle fino, la rodilla doblada sobre las crines del animal y ligeramente coloreada por el aire libre sobre el fondo rojizo de la tarde.
Al entrar en Yonville caracoleó sobre el pavimento.
Desde las ventanas la miraban.
Su marido en la cena le encontró buen aspecto; pero ella pareció no oírlo cuando le preguntó sobre su paseo; y siguió con el codo al borde de su plato, entre las dos velas encendidas.
-¡Emma! -dijo él.
-¿Qué?
-Bueno, he pasado esta tarde por casa del señor Alexandre; tiene una vieja potranca todavía muy buena, con una pequeña herida en la rodilla solamente, y que nos dejarían, estoy seguro, por unos cien escudos...
Y añadió:
-Incluso pensando que te gustaría, la he apalabrado..., la he comprado... ¿He hecho bien? ¡Dímelo!
Ella movió la cabeza en señal de asentimiento; luego, un cuarto de hora después:
Sales esta noche? -preguntó ella.
-Sí, ¿por qué?
-¡Oh!, nada, nada, querido.
Y cuando quedó libre de Carlos, Emma subió a encerrarse en su habitación. Al principio sintió como un mareo; veía los árboles, los caminos, las cunetas, a Rodolfo, y se sentía todavía estrechada entre sus brazos, mientras que se estremecía el follaje y silbaban los juncos.
Pero al verse en el espejo se asustó de su cara. Nunca había tenido los ojos tan grandes, tan negros ni tan profundos. Algo sutil esparcido sobre su persona la transfiguraba.
Se repetía: «¡Tengo un amante!, ¡un amante!», deleitándose en esta idea, como si sintiese renacer en ella otra pubertad. Iba, pues, a poseer por fin esos goces del amor, esa fiebre de felicidad que tanto había ansiado.
Penetraba en algo maravilloso donde todo sería pasión, éxtasis, delirio; una azul inmensidad la envolvía, las cumbres del sentimiento resplandecían bajo su imaginación, y la existencia ordinaria no aparecía sino a lo lejos, muy abajo, en la sombra, entre los intervalos de aquellas alturas.
Entonces recordó a las heroínas de los libros que había leído y la legión lírica de esas mujeres adúlteras empezó a cantar en su memoria con voces de hermanas que la fascinaban. Ella venía a ser como una parte verdadera de aquellas imaginaciones y realizaba el largo sueño de su juventud, contemplándose en ese tipo de enamorada que tanto había deseado. Además, Emma experimentaba una satisfacción de venganza. ¡Bastante había sufrido! Pero ahora triunfaba, y el amor, tanto tiempo contenido, brotaba todo entero a gozosos borbotones. Lo saboreaba sin remordimiento, sin preocupación, sin turbación alguna.
El día siguiente pasó en una calma nueva. Se hicieron juramentos. Ella le contó sus tristezas. Rodolfo le interrumpía con sus besos; y ella le contemplaba con los párpados entornados, le pedía que siguiera llamándola por su nombre y que repitiera que la amaba. Esto era en el bosque, como la víspera, en una cabaña de almadreñeros. Sus paredes eran de paja y el tejado era tan bajo que había que agacharse. Estaban sentados, uno junto al otro, en un lecho de hojas secas.
A partir de aquel día se escribieron regularmente todas las tardes. Emma llevaba su carta al fondo de la huerta, cerca del río, en una grieta de la terraza. Rodolfo iba a buscarla allí y colocaba otra, que ella tildaba siempre de muy corta.
Una mañana en que Carlos había salido antes del amanecer, a Emma se le antojó ver a Rodolfo al instante. Se podía llegar pronto a la Huchette, permanecer allí una hora y estar de vuelta en Yonville cuando todo el mundo estuviese aún durmiendo. Esta idea la hizo jadear de ansia, y pronto se encontró en medio de la pradera, donde caminaba a pasos rápidos sin mirar hacia atrás.
Empezaba a apuntar el día. Emma, de lejos, reconoció la casa de su amante, cuyas dos veletas en cola de milano se recortaban en negro sobre el pálido crepúsculo.
Pasado el corral de la granja había un cuerpo de edificio que debía de ser el palacio. Ella entró como si las paredes, al acercarse ella, se hubieran separado por sí solas. Una gran escalera recta subía hacia el corredor. Emma giró el pestillo de una puerta, y de pronto, en el fondo de la habitación, vio a un hombre que dormía. Era Rodolfo. Ella lanzó un grito.
-¡Tú aquí! ¡Tú aquí! -repetía él-. ¿Cómo has hecho para venir?... ¡Ah!, ¡tu vestido está mojado!
-¡Te quiero! -respondió ella pasándole los brazos alrededor del cuello.
Como esta primera audacia le había salido bien, ahora cada vez que Carlos salía temprano, Emma se vestía deprisa y bajaba de puntillas la escalera que llevaba hasta la orilla del agua.
Pero cuando la pasarela de las vacas estaba levantada, había que seguir las paredes que se extendían a lo largo del río; la orilla era resbaladiza; ella, para no caer, se agarraba con la mano a los matojos de alhelíes marchitos. Después atravesaba los terrenos labrados donde se hundía, se tambaleaba y se le enredaban sus finas botas. Su pañoleta, atada a la cabeza, se agitaba al viento en los pastizales; tenía miedo a los bueyes, echaba a correr; llegaba sin aliento, con las mejillas rosadas y exhalando un fresco perfume de savia, de verdor y de aire libre. Rodolfo a aquella hora aún estaba durmiendo. Era como una mañana de primavera que entraba en su habitación.
Las cortinas amarillas a lo largo de las ventanas dejaban pasar suavemente una pesada luz dorada. Emma caminaba a tientas, abriendo y cerrando los ojos, mientras que las gotas de rocío prendidas en su pelo hacían como una aureola de topacios alrededor de su cara. Rodolfo, riendo, la atraía hacia él y la estrechaba contra su pecho.
Después, ella examinaba el piso, abría los cajones de los muebles, se peinaba con el peine de Rodolfo y se miraba en el espejo de afeitarse. A veces, incluso, metía entre sus dientes el tubo de una gran pipa que estaba sobre la mesa de noche, entre limones y terrones de azúcar, al lado de una botella de agua.
Necesitaban un buen cuarto de hora para despedirse. Entonces Emma lloraba; hubiera querido no abandonar nunca a Rodolfo. Algo más fuerte que ella la empujaba hacia él, de tal modo que un día, viéndola aparecer de improviso, él frunció el ceño como alguien que está contrariado.
-¿Qué tienes? -dijo ella-. ¿Estás malo? ¡Háblame!
Por fin, él declaró, en tono serio, que sus visitas iban siendo imprudentes y que ella se comprometía.