
mbre se acerco a Ana y salieron los dos a bailar, en ese momento, llegaba Alexis, Kitty se emocionaba mas, cuando veía que Alexis se le acercaba para saludarla. Alexis se acerco a kitty y le pidió que bailaran, Kitty acepto, tratando de disimular su emoción. Kitty se sentía como en un sueño cuando bailaba con Alexis, cuando terminaron de bailar, estaba cansada y se sentó. Alexis se acerco a Kitty para agradecerle el baile y se fue. Kitty siguió a Alexis con los ojos y vio que estaba bailando con Ana. Alexis y Ana, conversaban muy amenamente mientras bailaban, y Kitty pudo ver en Ana que su rostro reflejaba una emoción que no quería mostrar, pero que se podía ver, Ana estaba fascinada con Alexis. Acabo el baile y Ana y Alexis se sentaron a conversar. Cuando comienzo la siguiente canción, Kitty salio a bailar y en cada vuelta que daba, veía a Ana y Alexis conversando muy cerca el uno del otro. Kitty se acerco a Alexis y Ana para hablar con ellos. Cuando la vieron, Alexis le dijo que había organizado una muy buena fiesta. Ana se puso de pie, agarro a un señor que estaba por allí y lo llevo junto con Kitty y Alexis para hacer una ronda de cuatro. Cuando termino el baile, Kitty dejo solos a Ana y Alexis. Alexis le pregunto a Ana si se iba a quedar mas tiempo en Moscú, Ana le dijo que no, que tenia que regresar a su casa, que había bailado mas en esa fiesta que en todas las de San Petersburgo, y tenia que descansar para su viaje de regreso al día siguiente, Alexis cambio de humor rápidamente. Ana le dijo que bailarían una canción mas y luego ella se iría. Kitty miraba a la pareja y pensaba que si Alexis trataba de tener algo con Ana, tendría muchos problemas. Al día siguiente, Ana despertó con una sensación mala en el pecho, sabia que Kitty estaba interesada en Alexis y le había arruinado su oportunidad, había decidido que volvería con su familia y no retrasaría nunca mas. Pero en la estación del tren, Alexis fue para despedir a Ana. Ella le pregunto porque había ido, le dijo que fue para verla, que no podía evitarlo. Y como si el destino lo hubiera querido, el viento resoplaba con mas fuerza, comienza a nevar y comienza la tormenta
. Alexis le dijo que lo perdonara, que el no podía evitarlo. Alexis había hablado con cortesía, pero con tanta firmeza que Ana no le pudo contestar por unos segundos. Ana le dijo a Alexis que lo que decía era un error, y le pedía que si el era un hombre bueno, debía olvidar lo que había dicho, así como ella lo iba a olvidar. Alexis le dijo que no podría olvidar nada de ella, Ana termino al conversacion en ese momento y subió al tren, cuando se sentó, pensó que esa conversacion había hecho que se acercara mucho a Alexis, hizo que Ana sintiera mucha felicidad, pero tambien panico.
ndo entre Ana y Alexis. Alexis le dijo que sabia que iría. Ana le dijo que no hable así, que lo que había ocurrido en Moscú fue un error, nunca debieron pasar la noche juntos, Alexis le dijo que no fue un error, que fue amor lo que los mantuvo juntos, Ana le pedía que no diga eso. Alexis se quedo mirándola fijamente, asombrado por su belleza. Alexis le pregunto que queria de el, Ana le dijo que ella no queria nada de él que queria vivir en paz. Alexis le dijo que el no podia vivir en paz desde que la conocio, que la maba, que no podian vivir separados, pero lo estavan, y eso no los dejaba en paz, que veia en ella desesperacion pero tambien felicidad, que seria una felicidad que sentiran ambos si vivieran juntos. Ana le dijo que no volviera a decir eso, que fueran solo amigos. Alexis le dijo, que por su derecho de tener esperanza y su derecho a sufrir, le pedia que le diera la orden de que se aleje para siempre de su vida, y el lo hara. Ana le dijo que no queria que se vaya. En ese momento, Ana le ofrecio su mano y el la tomo, Alexis la solto rapido, al ver que aparecia Alejandro. Alejandro no se dio cuenta que ellos habian estado tomados de las manos, ahora ellos lo saludaban tranquilamente. Alejandro llevo de regreso a Ana al salon de bailes. Ana y Alejandro estuvieron unas horas mas en la fiesta, hasta que se fueron. Esa noche, Alexis se durmio pensando en Ana. Mientras que Alejandro, no pudo dormir tranquilamente, se quedo pensando en lo que habia sucedido hace unas horas. El decia que los celos eran una falta de confianza y nunca los habia sentido, pero ahora era distinto, todos habian visto lo que habian hecho Ana y Alexis, el nunca habia enfrentado una situacion similar, sabia lo que tenia que hacer, debia guiarala y hacerla ver los peligros de su relacion con Alexis. Alejandro desperto a Ana y le dijo que queria hablar con ella, que queria advertirle algo, le dijo que su conversacion con Alexis habia llamado mucho la atencion durante la fiesta, que los celos eran muy humillantes, pero para eso existian algunas reglas. Ana le dijo que no entendia de que le estaba hablando. Alejandro le dijo que el era su espos y la amaba, pero lo mas importante era la familia, y no queria escandalos.
l coche, Alejandro e dijo que queria hacerle una pregunta, pero no estaba muy seguro de querer escuchar su respuesta, le pregunto si estaba enamorada de Alexis. Ana se quedo callada por unos segundos, Alejandro repitio la pregunta y ella le dijo que si, Alejandro le rpegunto si estaba segura, y ella le dijo nuevamente que si. Alejandro le pregunto cuanto lo amaba y ella le dijo que lo amaba mas que a su vida, que no lo podia negar, Alexis miro a Ana muy extrañado, ella le pregunto si no le iba a decir nada. Alexis habia dejado de sentir celos, pero esos celos habian sido reemplazados por otro sentimiento, el sentimiento de que Ana debia pagar por romper su tranquilidad, su comodidad y su honor. Alexis pensaba que Ana no tenia honor, que o tenia coraon, que era una mujer corrupta, que como no se habia dado cuenta antes. Alexis pensaba que era lo mas conveniente, el era una figura conocida en la sociedad y un divorcio lo perjudicaria gravemente, eso era lo que ella buscaba, pero no la iba a dejar libre para su amante, que seguira casado con ella y ella sera infeliz, pero por su propia culpa.
estaba muy feliz. Le dijo que su esposo le dara el divrocio, pero que no podia vivir lehos de su hijo, Alexis le dijo que el ira con ellos. Despues de esa magica escena, Ana y Alexis comenzaron a vivir juntos. Ana le decia a Alexis que era muy feliz, pero cuando ella le preguntaba a el si era feliz, el le resondia diciendo que si, pero muy desanimado. Ana sentia que Alexis se arrepentia de haber huido con ella. Ana le preguntaba si de verdad la queria, el le decia que si, que la amaba con todo su corazón, pero no lo decia con el mismo entuciasmo que lo decia antes. Ana sentia que Alexis se estaba empezando a cansar de ella.Alejandro, el esposo de Ana, queria que regresara, pero no por amor, sino porque queria tenerla a su servicio, no queria dejar que Ana hiciera lo que queria. Un dia, Alejandro escribio una carta para Ana, en la que pedia que volviera a su casa, con su esposo y su hijo. El le rogaba que volviera a San Petesburgo, enviandole dinero para que regresara, Alejandro leyo la carta y penso que estaba bien escrita y la mando. Cuando Ana leyo la carta, estaba junto con Alexis. El le pregunto quien habia mandado la carta, ella le dijo que feu Alejandro, pero no mencianaba a su hijo, Alexis le dijo que ya iria a verlo. Alexis noto que Ana tenia una expresion extraña y le pregunto que tenia. Ana le dijo, que estaba embarazada. Alexis sentia que su codigo de moral se estaba rompiendo. Penso que Ana era una mujer de honor y merecia respeto, pero ahora iba a tener un hijo suyo, y no sabia como lo iban a mantener, todavia era joven y tenia muchas posibilidades de asender en el ejercito, o quizas, debia retirarse u buscar un trabajo en el que gane mas dinero, pero no debia hacer eso. Alexis, esa noche, fue a una taberna. Mientras bebia su cerveza, Alexis pensaba que han habido otros casos de oficiales que han perdido todo por culpa de una mujer, y el no queria ser uno de ellos. La ambicion, siemore habia sido el impulso de la vida de Alexis, pero ahora su carrera estaba amenazada. Mientras estaba en la taberna, empezaron a llegar sus compañeros de trabajo, y le preguntaban si seguia con Ana Karenina, todos habian tomado su relacion como algo serio, eso, demostraba, que, a pesar de ser oficial, tambien era un hombre de mundo, otros de sus compañeros le decian que esa relacion lo perjudicaria su posicion en el ejercito.
Esa noche, Ana lo estaba esperando, para decirle que iba a ver a su esposo, que queria ver a su hijo, que no podia vivir sin Sergio, ademas, a su esposo debia pedirle el divorcio y pedirle que le devuelva a Sergio. Alexis le dijo que no lo hiciera, que le estaria suplicando por un favor, que podia divrociarse y vivir con su hijo pero Ana le dijo que seria asi si Alejandro lo aprob
aba. Al dia siguiente, Ana fua a la casa de su esposo, lo primero que hizo, feu abrazar a Sergio, luego se armo de valor para ir con su esposo. Alejandro le dijo que se alegraba de verla, Ana le dijo que era culpable, pero le resultaba imposible, que no podica cambiar nada, que lo amaba demasiado. Alejandro le dijo que solo tenia que volver a su casa, que se comportara como una mujer decente y eso seria todo, si queria ver a Sergio, tendria que quedarse a vivir con ellos, Alejandro le dijo que tenia que salir y se fue.
donde se iran, Ana le dijo que no sabia, pero se irian lejos de el, Alejandro le dijo que tambien estaria lejos de su hijo, porque Sergio se quedaria con el. La partida de Ana, desconserto a Alejandro, nunca habia pensado que una mujer, mucho menos su esposa, fuera capaz de tanta independencia. Pasaron varios meses, en los que Alejandro iba a las reuniones importantes, en las que los invitados no podian evitar hablarle de su esposa.
. Alejandro se arrodillo junto a la cama de Ana y le tomo la mano. Ana le dijo que lo habia deshonrrado, que sabia que no la podia perdonar, pero si podia perdonarla, que tomara de las manos a Alexis y lo perdonara. Alejandro dijo que lo haria con la condicion de que Alexis se fuera y el se quede con ella. Alejandro y Alexis se miraron fijamente, como aceptando la condicion de Alejandro. Alejandro dijo que fue pensando que todo era un egaño, pero los ha perdonado y la felicidad del perdon le ha enseñado su deber, que era perdonar todo. Ana y Alexis, miraban a Alejandro emocionados e incredulos. Alejandro le dijo a Alexis que el iba a estar con ella, y si ella queria verlo, se lo haria saber, pero era mejor que se fuera. Alejandro y Alexis se volvieron a mirar el uno al otro, Alexis no comprendia los sentimientos de Alejandro, pero penso que se trataba de algo superior que para el resultaba inalcansable, pensando en eso, se fue de su casa. Alexis camino toda esa noche, sintiendose humillado y culpable. Alexis veia al esposo malcriado, que lo veia como una persona patetica, se habia subido a un pinaculo y desde alli se habia mostrado generoso, honrado, piadoso, superior. Pero el sentimiento de su humillacion, ante el homre que habia odiado de forma injusta, era parte de su desdicha, porque habia perdido a Ana y ahora, la amaba mas que nunca, pero lo mejor era que se volviera un recuerdo. Alexis se atormentaba toda la noche. Alexis volvio a su antigua habitacion, se echo en su cama y recien en el amanecer, pudo dormir.
s que otros dias. Alejandro le dijo a Ana que habia llamado al doctor porque lloraba demaciado, que tal ez su ama de leche no la alimentaba como se debia. Ana le dijo que ella era la que debia amamantarla, Alejandro le pregunto si le hechaba la culpa, Ana le dijo que si le hechaba la culpa, que se arrepentia de no haberse muerto cuando pudo. Alejandro le dijo que no dijera eso, pero Ana siguio diciendo lo mismo. Alejandro le dijo que no soportaria sus cambios de humor. Alejandro le pregunto si no podia olvidar a Alexis. Cuando escucho ese nombre, Ana se sintio muy feliz, y despues de unos segundos de silencio, contesto. Le dijo que no podia, que todavia lo amaba. Alejandro le dijo que se fuera con él, que vaya y fuera feliz. Ana salio corriendo de su casa, cogio su bolso y se fue.
miraba aterrada a Alexis, nunca habia visto a Alexis en ese estado, lo desconocia completamente. Alexis le dijo que por favor regresara con su esposo, que si nesesitaba dinero, el se lo daba. Ana le dijo que se arrepentiria de eso. Despues, Ana se paro, cogio su bolso y salio de la casa. Cuando aslio, Ana oyo un ruido era la estacion del tren que estaba muy cerca, entro, recordo el accidente del hombre el primer dia que vio a Alexis, entonces comprendio que era lo que tenia que hacer. Rapidamente se puso al lado del anden, estaba al costado del tren que pasaba en ese momento. Ana penso que alli morira, que se librara de todos y de ella misma. Ana quizo tirarse, pero no pudo desprenderse del bolso que se habia enganchado en algo, tuvo que esperar el siguiente vagon. Cuando esaba muy cerca el segundo vagon, Ana lanzo su bolso, luego, encogiendo la cabeza en los hombros, se tiro debajo del vagon, cayo de rodillas. Ana penso unos segundos lo que hacia, quizo retroceder, pero cuando quizo, fue muy tarde, porque el tren habia chocado con su cabeza y la arrastraba, sus ultimos pensamientos fueron usados para pedir perdon a Dios por lo que hacia. Ese fue el ragico final, de una mujer que habia vivido casi como qizo, pero no pudo librarse de las ataduras fisicas y morales.CUARTA PARTE
I
Los Karenin, marido y mujer, seguían viviendo en la misma casa y se veían a diario; pero eran completamente extraños entre sí. Alexey Alejandrovich se impuso la norma de ver diariamente a su esposa para evitar que los criados adivinasen lo que sucedía, aunque procuraba no comer en casa.
Vronsky no visitaba nunca a los Karenin, pero Ana le veía fuera y su esposo lo sabía.
La situación era penosa para los tres y ninguno la habría soportado un solo día de no esperar que cambiase, como si se tratara de una dificultad pasajera y amarga que había de disiparse sin tardar.
Karenin confiaba en que aquella pasión pasaría, como pasa todo, que todos habían de olvidarse de ella y que su nombre continuaría sin mancha.
Ana, de quien dependía principalmente aquella situación y a quien le resultaba más penosa que a nadie, la toleraba porque, no sólo esperaba, sino que creía firmemente que iba a tener un pronto desenlace y a quedar clara. No sabía cómo iba a producirse tal desenlace, pero estaba absolutamente convencida de que ocurriría sin tardar.
Vronsky, involuntariamente sometido a Ana, confiaba también en una intervención exterior que había de zanjar todas las dificultades.
A mediados de invierno, Vronsky pasó una semana muy aburrida. Fue destinado a acompañar a un príncipe extranjero que visitó San Petersburgo, y al que debía llevar a ver todo lo digno de ser visto en la ciudad. Este honor, merecido por su noble apostura, el gran respeto y dignidad con que sabía comportarse y su costumbre de tratar con altos personajes, le resultó bastante fastidioso. El Príncipe no quería pasarse por alto ninguna de las cosas de interés que pudiera haber en Rusia y sobre las cuales pudiera ser preguntado después en su casa. Quería, además, no perder ninguna de las diversiones de allí. Era preciso, pues, orientarle en ambos aspectos. Así, por las mañanas, salían a visitar curiosidades y por las noches participaban en las diversiones nacionales. El Príncipe gozaba de una salud excelente y hasta extraordinaria en hombres de su alta jerarquía, y, gracias a la gimnasia y a los buenos cuidados había infundido a su cuerpo un vigor tal, que, pese a los excesos con que se entregaba en los placeres, estaba tan lozano como uno de esos enormes pepinos holandeses, frescos y verdes.
Viajaba mucho y opinaba que una de las grandes ventajas de las modernas facilidades de comunicación consistía en la posibilidad de gozar sobre el terreno de las diferentes diversiones de moda en cualquier país.
En sus viajes por España había dado serenatas y había sido el amante de una española que tocaba la guitarra. En Suiza, había matado un rebeco en una cacería. En Inglaterra, vestido con una levita roja, saltó cercas a caballo, y mató, en una apuesta, doscientos faisanes. En Turquía, visitó los harenes, en la India montaba elefantes y ahora, llegado aquí, esperaba saborear todos los placeres típicos de Rusia.
A Vronsky, que era a su lado una especie de maestro de ceremonias, le costaba mucho organizar todas las diversiones rusas que diferentes personas ofrecían al Príncipe. Hubo paseos en veloces caballos, comidas de blini , cacerías de osos, troikas, gitanas y francachelas acompañadas de la costumbre rusa de romper las vajillas. El Príncipe asimiló el ambiente ruso con gran facilidad: rompía las bandejas con la vajilla que contenían, sentaba en sus rodillas a las gitanas y parecía preguntar:
«¿No hay más? ¿Sólo consiste en esto el espíritu ruso?»
A decir verdad, de todos los placeres rusos, el que más agradaba al Príncipe eran las artistas francesas, una bailarina de bailes clásicos y el champaña carta blanca. Vronsky estaba acostumbrado a tratar a los príncipes, pero, bien porque él mismo hubiera cambiado últimamente, o por tratar demasiado de cerca a aquel personaje, la semana le pareció terriblemente larga y penosa. Durante toda ella experimentaba el sentimiento de un hombre al lado de un loco peligroso, temiendo, a la vez, la agresión del loco y perder la razón por su proximidad.
Se hallaba, pues, en la continua necesidad de no aminorar ni un momento su aire de respeto protocolario y severo para no mostrarse ofendido. Con gran sorpresa suya, el Príncipe solía tratar despectivamente a las personas que se afanaban en ofrecerle diversiones típicas. Sus opiniones sobre las mujeres rusas, a las que se proponía estudiar, más de una vez encendieron de indignación las mejillas de Vronsky.
La causa principal de que el Príncipe le resultase tan insoportable era que Vronsky, sin él quererlo, se veía reflejado en el otro, y lo que veía en aquel espejo no halagaba en manera alguna su amor propio. Veía a un hombre necio muy seguro de sí mismo, rebosante de salud, y esmerado en el cuidado de su persona y nada más. Era, es verdad, un caballero, y eso Vronsky no podía negarlo. Era, como él, llano y no adulador con sus superiores, natural y sencillo con sus iguales y despectivamente bondadoso con sus inferiores.
Vronsky era también así y lo consideraba como un gran mérito; pero como, en comparación con el Príncipe, él era inferior, el trato despectivamente bondadoso que se le dispensaba le ofendía.
«¡Qué necio! ¿Es posible que también yo sea así?», se preguntaba.
Fuese como fuese, al séptimo día, en una estación intermedia, de regreso de una cacería de osos en la que durante toda la noche había el Príncipe ensalzado la bravura rusa, pudo al fin Vronsky despedirse de él, que partía para Moscú; el joven, después de haberle oído expresar su agradecimiento, se sintió feliz de que aquella situación enojosa hubiese concluido y de no tener que mirarse más en aquel espejo detestable.

No hay comentarios:
Publicar un comentario