La Dama de las Camelias (La Dame aux Camélias)
Publicada en 1848, narra el romance entre Armando Duval, aristócrata y Margarita Gautier. La historia comienza en una fiesta, a la que Armando asiste, en ese lugar ve que su amigo, Gaston, saluda a una mujer de bella figura, Armando le pregunta quien es, el le dice que ella se llama Margarita Gautier. Armando reconoció en esa mujer a la que desde hace dos años estaba persiguiendo, pero sin acercarse ni hablarle. Gaston le dice que se va a acercar para saludarla, al escuchar eso Armando le pregunta si la conoce, Gaston le dice que si, que el también había estado enamorado de ella, le dijo que se la iba a presentar. Armando le dice que le pida permiso, pero Gaston le dice que no es necesario esa formalidad, ella no era de una clase noble, que era una mujer mantenía, una coqueta, una prostituta. Armando al escuchar esto, se altera, pero Gaston le dice que se tranquilice, que decían que era una amante muy deliciosa. Gaston se acerca a Margarita y le presenta a su amigo. Margarita lo saluda con una ligera inclinación de cabeza, Armando bajo la mirada y se ruborizo. Gaston le dice a Margarita que no se preocupe, que el Sr. Duval esta tan enamorado de ella que no sabe que decir. Margarita dijo que creía que el Sr. Duval ha venido con el porque a Gaston le aburría ir solo. Armando le dice que el tiene razón, que el le dijo que le pidiera permiso para presentarse. Entonces Margarita dijo que el necesitaba compañía para enfrentarse al momento fatal. Armando le dijo que si era así, le pedía perdón y le aseguraba que no iba a volver a verlo, después de decir eso, se despidió y se fue.
A pesar de todo, Armando se quedo pesando en ella, llego a la conclusión de que en ese poco tiempo que había hablado con ella, la había amado mas que a nadie en su vida. Cuando termino la fiesta, Armando tomo un coche después de Margarita y la siguió. Cuando llego, la vio bajar de su coche y entro sola a su casa. A partir de ese día, Armando encontró a Margarita varias veces en distintos lugares. Después de un tiempo de verla todos los días, Armando contó quince días sin ver a Margarita. Gaston le contó que Margarita se había enfermado y estaba con un malestar en el pecho. Armando sintió algo raro cuando su amigo le dijo eso, se sintió feliz. Aprovecho esa oportunidad para tratar de acercarse mas a ella, se hizo amigo de Prudencia, la vecina de Margarita. Cierto día, Armando fue a visitar a Prudencia con Gaston y le pregunto
si Margarita estaba sola o tenia algún amante. Prudencia le dijo que era la protegida de un viejo duque muy celoso. Armando le pregunto si el duque era su amante, Prudencia le dijo que el se verá en varios problemas si fuera su amante, le dijo que no sabia nada, que ella no veía que nadie se quede cuando ella esta, pero tampoco ve si alguien entra cuando ha salido. En ese momento, Margarita llama a Prudencia desde afuera, Armando escucho que Margarita le dijo que el conde estaba allí y que lo aburría. Armando se sorprendió al escuchar que también había un conde, Prudencia le explica que es un conde muy rico, que le conviene a Margarita, pero ella no lo puede ver ni en pintura, porque dice que la aburre demasiado. Prudencia se estaba despidiendo de los hombres, pero Armando le dijo que la empanarían. Los tres fueron a la casa de Margarita, al llegar a la puerta, el corazón de Armando latía fuerte y aceleradamente. Adentro de la casa, Margarita tocaba el piano completamente aburrida ante la figura del conde pero cuando vio que habían llegado, sus ánimos subieron y se levanto rápidamente.
Prudencia presentó a Armando, pero el dijo que ya la conocía. Margarita Dijo que se acordaba de el y le extendió su mano, Armando la beso. Margarita dijo que había estado muy enferma, Armando dijo que lo sabia, Margarita le pregunto como lo sabia y Armando respondió diciendo que todos sabían de eso, Prudencia dijo que Armando había ido todos los días a visitar a Margarita cuando estaba enferma. Margarita dijo que no le habían dado su tarjeta, Armando dijo que no la dejo. El conde tocio un poco para interrumpir la escena y dijo que ya era momento de que se retire, que teme que la aburra, Margarita le dice que no la aburre más que otros días y le pregunta cuando volverá a verlo, el conde le dice que cuando ella se lo permita. El conde se retiro muy silenciosamente. Prudencia le dijo que el conde estaba muy enamorado de ella, Margarita le dijo que si tenia que escuchar a todos los hombres que estaban enamorados de ella no tendría tiempo ni para comer, además le cobraba muy barato sus visitas. Margarita ofreció bebidas, dijo que iba a beber un poco de ponche, Prudencia le dijo que mejor cenen, Margarita dijo que si, que la empleada sirviera la cena de una vez.
Cuando mas miraba a Margarita, Armando se sentía mas enamorado de ella. Margarita
se portaba como una mujer vulgar durante la cena, conversando con Armando, Gaston y Prudencia. Pero en Margarita, ese desenfreno total, parecía que era una forma de desahogarlos sentimientos guardados de mucho tiempo. Durante la cena, Margarita no paraba de toser, hasta que en un momento se agravo demasiado, tosió, se llevo una servilleta a los labios y vio una gota de sangre en esa servilleta, Margarita se retira. Armando le pregunta a Prudencia que le sucede a Margarita, ella le dice que no era nada, que había reído demasiado y era cosa de todos los días, que ya volverá. Armando se para y se dirige hacia el cuarto. Cuando entro vio que Margarita estaba con una mano en el pecho y la otra estaba colgando. Cuando Margarita ve a Armando le pregunta si el también esta enfermo, Armando le dice que no y le pregunta si ella esta sufriendo, ella le dice que muy poco, pero ya estaba acostumbrada. Armando le dice que se estaba matando, ella le dice que se estaba muriendo. Armando le dijo que no dijera eso, pero Margarita le dijo que no vale la pena que se alarme, que se fije como los demás no se preocupan por ella, que saben que no hay remedio para su enfermedad. Después de esta breve conversacion, Margarita le dijo a Armando que regresaran con los demás, pero Armando se quedo, luego Margarita le extendió la mano a Armando, pero el la beso y sin darse cuenta mojo su mano con dos lágrimas que salían de sus ojos. Margarita le dijo que era muy infantil, que mas podía hacer, necesitaba distraerse, además solo se deben cuidar las mujeres que tienen familia y amigos que las lloren, pero las demás no Debian cuidarse. Armando le pidió que le permitiera cuidarla hasta que ella se mejore. Margarita le dijo que el quería quedarse a cuidarla todos los días, las tardes y las noches, Armando le dijo que lo haría siempre y cuando no la moleste. Margarita le pregunta a Armando como le llama a hacer todo eso, Armando iba a decir amor pero Margarita interrumpió la frase y le dijo que eso no lo dijera nunca, porque solo dos cosas podían resultar de esa confesión, que ella no lo acepte y el se resienta con ella o que acepte y el se habrá hecho de una querida lamentable, una mujer enferma, que escupe sangre y gasta cien mil francos al año, le dijo que eso estaba bien para un viejo rico como el duque, pero no para alguien como el y la prueba era que todos los amantes jóvenes que había tenido la han abandonado, Margarita le dijo que le de la mano y regresen con los demás. Armando se quedo mirándola sin decir palabra alguna y sin moverse. Margarita al ver esto, trato de consolar a Armando, y con voz suave y tierna le preguntó si tenia siete mil francos mensuales para darle, que ella en poco tiempo lo arruinaría y su familia lo castraría cruelmente por juntarse con una mujer como ella, le dijo que vaya a verla, que conversen, y si era necesario, se becarían, pero que no exagerara lo que valía, que no era gran cosa. Armando le dijo que la ama desde cierta ocasión en que la vio bajar de su carruaje y entrar a su casa sola tres años atrás, y por si no le creía, le dijo que la noche en la que la presentaron, después de la fiesta, el la siguió y se sintió tranquilo cuando la vio bajar y entrar sola a su casa, que recién en ese momento se fue feliz. Margarita se rio, Armando le pregunto, el
la le dijo que había una buena razón para que entrara sola, que la esperaban en su casa. Cuando dijo esto, Armando se despidió y trato de irse, Margarita le dijo que sabia que se iba a resentir, así que se despidió. Armando le pregunto si lo estaba echando, porque le causaba esa pena. Margarita le pregunto si sabia con quien estaba hablando, ella no era ninguna virgen, ninguna duquesa, era una mujer libre, le dijo que si algún día ella llegara a ser su querida, era necesario que sepa que había tenido muchos amantes antes que el y si comenzaba en ese momento a hacerle escenas de celos, iba a sufrir mucho, que nunca había conocido a un hombre así. Armando le dijo que nadie la había amado como lo ama el. Margarita le pregunta si es en serio que la ama, Armando le dice que la ama tanto como es posible amar, Margarita le pregunto que quería que haga, Armando le dijo que debía amarlo aunque fuera solo un poco. Margarita le pregunto que pasara con el duque, Armando le dice que no se enterara, Margarita le pregunta que pasaría si se enterara, Armando le dice que la perdonara. Armando le dice que si supiera cuanto la ama, que se lo juraba. Margarita le dijo que estaría con el siempre y cuando sea callado, sumiso y discreto, tal vez llegaría a amarlo, pero todo debería ser secreto, Armando le dijo que así seria. Después de eso, Margarita agarro una camelia de un ramo rojo y se la puso en el ojal del saco a Armando. Armando le pregunto cuando volvería a verla, Margarita le dijo que cuando la camelia cambie de color. Armando beso a Margarita, luego se despidieron y Margarita salio cantando.
Su primera noche juntos, fue todo lo que Armando esperaba y mucho mas, se quedo sorprendido por todo lo que habían vivido esa noche. Armando sintió que su alma conocía por primera vez su corazón, y ahora, pertenecía a Margarita. Armando le dijo que la amaba, le pregunto a Margarita si sentía lo mismo, Margarita le dijo que no sabia como era eso, y que se vaya rápido, que el duque volvería en cualquier momento, Armando le pregunto cuando la volvería a ver, Margarita le dijo que el recibirá una carta con sus indicaciones, además le dio una copia de la llave de su casa y le dijo que podía conservarla. Horas mas tarde, Armando recibió una carta en al que decía que vaya esa noche al teatro, que se acerque a ella durante el tercer acto. Armando llego esa noche puntualmente al teatro, llego entre las primeras personas y vio como se iban llenando los palcos. En el tercer acto, vio que Margarita recién llegaba, pero no estaba sola, estaba con el conde. Al final del tercer acto Margarita llamo a Armando a su palco, Armando subió. Margarita le pregunto si tenia algo, Armando estaba pálido
. Margarita le dijo que no se sorprendiera solamente porque ha visto a un hombre en su palco, luego le dijo que después de la obra se dirija a casa de Prudencia y que se quede allí hasta que ella lo llame. Margarita le pregunto si el la seguía amando. Armando le dijo que porque se lo pregunta, Margarita le dice que teme enamorarse de el, que se vaya rápido, que había mandado al conde por unos bombones y no quería que lo viera a el en su palco. Cuando termino la función, Armando se dirigió a la casa de Prudencia. Armando estaba desesperado, le preguntaba a Prudencia donde estaba margarita, Prudencia le decía que estaba en su casa, a lo que el le preguntaba si estaba sola, ella le decía que no estaba sola y el lo sabia, que estaba con el conde. Armando estaba muy alterado. Prudencia le pregunta que le pasa, Armando le dice que si le parece divertido que el se quede esperando a que el conde se vaya da la casa de Margarita mientras el se desespera por una respuesta que ella le tiene que dar. Prudencia le dice que solo por el no se iba a pelear con el conde, que el le regalaba por lo menos diez mil Francos al año, Prudencia le pregunta a Armando si se siente con derecho a rechazar al conde. Armando le dice que puede aceptar una relación mas, pero no dos. Prudencia le dice que eso no es así, que no podía ser así, que como creía que hacían las mujeres mantenidas para sostener la vida que tienen, si no es porque tienen tres o cuatro amantes a la vez, si creía que por el Margarita dejaría al duque y al conde, le dijo que deje esas ideas y sonría, que la vida era alegre y tenia la querida mas atractiva de todo París. Cuando se fue el conde, Armando entro a la casa de Margarita, ella se le acerco corriendo, salto encima de el y lo abrazo. Margarita, al ver la expresión que tenia en su cara le pregunto si todavía estaba de mal humor. Armando no pudo evitar mirar la cama, sintió un poco de alivio al ver que no estaba deshecha. Margarita le dijo que había ideado un plan, que no podía confiarselo todavía, pero haciéndolo, en un mes seria libre, que ya no debería nada a nadie y seria libre para poder huir juntos y pasar el verano en el campo. Armando le pregunto si ejecutara sola ese plan, Margarita le dijo que ella sola hará la parte difícil, pero compartiran los beneficios. Armando tenia la corazonada de que el conde estaba asociado a ese plan, pero no podía negarse a Margarita, unos segundos después tenia a Margarita entre sus brazos y Armando hubiera hecho lo que sea por ella.
Al día siguiente en la mañana, Armando recibió una carta de Margarita en la que decía que estaba enferma y el medico le ha recomendado reposo, que se acostara temprano, pero para recompensarlo se verían al día siguiente al medio día. Armando tenia una corazonada que debía corroborar. Esa noche, Armando se fue a la casa de Margarita, vio que no había luz en la ventana del cuarto de Margarita, Armando toco la puerta, salio su empleado y le dijo que Margarita aun no había regresado, que no había nadie en casa. Armando decidió esperar en a calle, a las doce de la noche, se acerco y se detuvo en la puerta de la casa un coche, el coche del conde. El conde toco a la puerta, pero el pudo entrar y no salio hasta las cinco de la mañana. Armando quedo muy decepcionado, se sentía destrozado por dentro, al saber que la mujer a la que el ama, lo engaña, siempre lo había engañado. Cuando Armando llego a su casa, le escribió una carta a Margarita en la que le decía que la indisposción del día anterior haya sido poca cosa, porque el fue a las once de la noche y le dijeron que aun no había llegado, pero que el conde fue mas afortunado que el, que no tiene el suficiente dinero para amarla y que le devolvía su llave que nunca utilizo y le seria de mucha ayuda si se enferma muy seguido como esa noche. Armando no esperaba respuesta, pero al mandarla se dio cuenta que era todo lo contrario. Armando pensó que la respuesta iba a llegar muy pronto, pero pasaron las horas y no llegaba nada, asustado ya, pensando que podría perder a Margarita va a buscarla. Cuando Margarita le abre la puerta, Armando agacho la cabe
za y pidió perdón a Margarita. Ella le dijo que era la tercera ve
z que lo perdonaba, Armando le pregunto si lo amaba, ella le dijo que lo amaba mucho. Armando le pregunta que si es así, porque lo engaño, , Margarita le dijo que necesitaba conseguir veinte mil francos para pagar una deuda y poder huir con el al campo, Armando le pregunto porque no le había pedido, ella le dijo que el los iba a conseguir como sea. ella no quería que se sacrifique por ella, mucho menos ser su mantenida, que a el lo amaba. Margarita termino la conversacion diciendo con una gran sonrisa e¡que al día siguiente se mudaran al campo.
El tiempo que vivieron en el campo, fue un tiempo mágico para los dos, iban a ver el ocaso, sentarse en el bosque o quedarse en cama todo el día. Cierto día, Margarita le hizo recordar a Armando que cuando el le preguntaba si la amaba y no sabia que responder, no era mentira, no sabia que se podía sentir el amor de esa forma y ahora que conocía esa forma de vivir, moriría si tuviera que volver al pasado, que le jurar que no la dejara nunca, Armando se lo juro, y ella le dijo que era la mujer mas feliz del mundo y lo amaba fervientemente. Prudencia iba a visitarlos de ves en cuando, pero escribía cartas dirigidas a Margarita que hacían que se preocupara, cierto día, Prudencia fue a llevarse el coche de Margarita, días después, se llevo un chal y luego las joyas. Cuando pudo, Armando le dio una excusa a Margarita para irse a París. Cuando llego, lo primero que hizo fue ir a casa de Prudencia. Ya en su casa, Armando le pregunto que había hecho con los caballos y el chal, Prudencia le dijo que se habían vendido, luego pregunto por las joyas, dijo que las habían empeñado. Armando le pregunto en que había usado ese dinero. Prudencia le dijo que con ese dinero había pagado deudas, que Margarita debía treinta mil francos, que cuando el conde se entero que Margarita tenia un amante mas, se desentendió con las deudas de Margarita y los acreed0res ya estaban cobrando las deudas atrasadas, que le había recomendado que regrese con el conde o le pida disculpas al duque, pero ella no ha querido hacer ninguna de las dos recomendaciones, decía que amaba a Armando. Armando le dijo que el el pagaría lo que debe. Prudencia le dijo que debía conseguir los treinta mil francos antes de dos meses.
Armando fue a buscar a su padre para pedirle dinero. En cuanto Armando se lo dijo, su padre le grito diciendo que el dinero no podría ser para esa prostituta. Armando le dijo que ya había cambiado
, que eso ya era parte del pasado. El padre le dijo que no lo aceparía jamas y tenía que dejarla. Armando le dice que eso era algo que iba mas allá de sus fuerzas. Entonces, su padre le dijo que los sesenta mil francos que su madre le heredo son su única fortuna, que abriera los ojos. Armando le dijo que no la iba a dejar, su padre le dijo que estaba completamente loco, y se fue dándole un fuerte golpe a a puerta. Armando regreso a su casa de campo. margarita se le acerco corriendo a Armando y le da un fuerte abrazo. Margarita nota que Armando tiene algo extraño, le pregunta que le sucede, Armando le cuenta lo ocurrido. margarita le pregunta si la va a dejar, Armando le dice que nunca la dejaría, que algún día cambiaria de opinión y si no ocurría, no tenia importancia. Margarita le dijo que no pensara en eso, que regresara al día siguiente, para ese día ya había reflexionado. Armando regreso al día siguiente a la casa de su padre, pero no había nadie, Armando espero hasta la noche, pero no llego. Armando regreso a su casa de campo, se sorprendió al ver que Margarita no estaba esperándolo en la ventana, la encontró sentada frente a la chimenea, muy pensativa, cuando Armando la beso, ella se estremeció. Margarita le pregunto por su padre, Armando le dijo que no lo encontró, Margarita le dijo que tenia que volver al día siguiente, Armando le dijo que ya había hecho todo lo que podía, pero Margarita volvió a insistir y le dijo que volviera al día siguiente, Armando acepto. El resto del día, Margarita estuvo comportandose de forma extraña. Se durmió en los brazos de Armando y cuando dormía, denotaba que su tenia malos sueños. Al día siguiente, Armando se fue a la casa de su padre. Armando se sorprendió por la forma en que lo recibió su padre, lo recibió de una forma muy alegre, le dijo que había averiguado y si tenia una amante, se sentía muy feliz de que sea Margarita Gautier, que tenían su bendición. Armando se sintió muy alegre cuando escucho las palabras de su padre.
Armando regreso a su casa, pero ninguna de las ventanas estaba iluminada. Armando le pregunto a la sirvienta si Margarita ya estaba dormida, ella le dijo que no, que se había ido a París, una hora despues que el. Armando estaba muy confundido, penso que Prudencia le habia mandado una carta que requeria de su presencia, pero no tenia sentido. Armando se desesperaba mientras pasaba el tiempo, hasta que sonaron las doce de la noche. En ese momento, salio corriendo a buscar a Margarita. Armando estava completamente desesperado, cada coche que pasaba se imaginaba a Margarita, pero era en vano, no aparecia. Armando, cansado de buscar, ensillo un viejo caballo y se dirigio a París. Llego a la antigua casa de margarita, pego el oido a la puerta intentando oir algo, pero era en vano. Entro, todo estava como lo habian dejado. Fue a buscar a Prudencia, pero tampoco habia nadie. Se dirigio donde el portero y le pregunto por margarita, el le dijo que si, le pregunto si era Armando, el le dijo que si, si tenia algun recado para el, le dijo que tenia una carta que le habian dejad
o a Prudencia, que ella se lo habia encargado. Armando reconoci
o la letra de Margarita. La carta decia que cuando el leyera esa carta, ella seria la amada de otro hombre y todo habria acabado. Armando no podia creer lo que decia la carta, regreso a su casa, y leyo y releyo la carta cada vez que podia y se echaba a llorar. Asi estuvo durante un mes. Cierto dia, cuando Armando estava paseando, vio que Margarita pasaba en un carruaje, habia recuperado sus caballos. Armando saludo a Margarita y ella solo le respondio con una sonrisa. Armando decidio que margarita pagaria por lo que le habia hecho. Se dirigio a la casa de Prufencia, ella le dijo que Margarita habia estado alli unos minutos antes, pero cuando esucho su nonbre se retiro. Armando no supo que decir, le conto a Prudencia que la habia visto minutos atras en un coche con una joven, le pregunto si la conocia, ella le pidio que la describiera, el le dijo como era, Prudencia le dijo que era Olimpia, ua vieja amiga de Margarita. Armando decidio que Olimpia seria su nueva querida y asi haria pagar a Margarita por su dolor. Armando se entero que Olimpia daria una fiesta, penso que Margarita estaria presenta, asi que se hiso invitar. En la fiesta, Margarita estava bailando con el conde, Armando se sintio destrosado al verla, pero sabia lo que iba a hacer y se dirigio hacia Olimpia. Cuando se le acerco, le pidio que bailaran, Olimpia acepto. Cuando bailaban, Armando le deciaa Olimpia que ella era la mujer mas hermosa que habia conocido, que hace un poco tiempo la conoce y ya estava enamorado de ella. Olimpia le dijo que nella no pensaba eso, creia que el seguia enamorado de Margarita y solo la estava usando para ponerla celosa, le dijo que ella sera joven, pero conoce bien a los hombres. Armando le dijo que tenia trecientos Luises solo para ella, Olimpia termino aceptando la propuesta de Armando.
Armando realizo todas las locuras que solianhacer las personas enamoradas. Margarita y Olimpia, dejaron de hablarse. Armando la llenaba de regalos, el rumor de su nuevo romance se habia propagado por todo paris. margarita dejo de asistir a los eventos publicos por temor a encontrarse con Armando y Olimpia. Pero cierta noche, Olimpia se acerco a Armando furiosa. Le dijo que Margarita, su antigua querida, la habia avergonzado, la habia insultado, Olimpia pedia que Armando se enfrente a Margarita, que la obligue a pedirle perdon. Armando hizo todo lo que Olimpia le pidio, y todo lo malo que habia encontrado en Margarita, lo escribio en la carta que le escribio. Margarita en persona, fue a hablar con Armando. Ese dia, Margarita estaba muy enferma. Margarita le dijo a Armando que le habia hecho mucho daño, y ella no le habia hecho nada, que estaba muy enferma, tenia fiebre, habia salido de su cama para ir y pedirle compasion. Armando le dijo que el sufrio la noche que despues del campo, feu a buscarla a París y solo encntro esa carta, Margarita le dijo que no fue para hablar de eso, Armando dio un grito. Armando, le pregunto muy agitado si tenia razones para haber hecho lo que hizo, Margarita le dijo que si habian, Armando le pregunto cuales eran, ella le dijo que no podia decirle. Armando la acuso de mentirosa, Margarita trato de irse, pero Armando se acerco y la cogio del brazo. Armando le dijo que no se iria, que a pesar de lo que le habia hecho, aun la seguia amando. Ma
rgarita se desvistio y le dijo que hiciera con ella lo que quisiera. Armando se le acerco, la cargo en sus brazos y la llevo a su cama trato de calentarla con sus caricias, pero ella seguia con frio, siguieron despiertos hasta el amanecer. Armando le preopuso huir nuevamente, margarita le dijo que no, serian muy desgraciados, ella no podia hacerlo feliz, que no volviera a unir su destino con el de ella. Cuando se fue, Armando se quedo muy asustado por la soledad que sentia. Armando se quedo pensando por dos horas mas. Decidio que iba a convencerla para que huyan, pero sin saber que decirle, pero iba a lograrlo. Armando se dirigio a la casa de Margarita, alli, la criada lo recibio y le dijo que no podia entrar, que el conde estaba alli y Margarita habia dado la orden de que nadie entrara.
Armando decidio que viajaria a oriente. Alli se entero por una carta que Margarita estaba muy enferma. Armando volvio a sentir amor por Margarita y le escribio una carta en la que le decia que lo esperara, que volviera a perdonarlo. Margarita le envio una carta en la que decia que daba gracias porque el seguia bien, que no lo volvera a ver, porque estava moribunda y que miles de leguas los separaban y ella lo perdonaba todo de corazon, que cuando el regrese, se enterara de la razon de lo que habia pasado entre ellos. Armando regreso inmeditamanete a París, pero fue muy tarde, cuando llego, Margarita habia muerto. Margarita habia dejado unas cartas para Armando en las que explicaba lo que habia sucedido, asi Armando se entero que fue su padre el que habia convencido a Margarita de romper el compromiso. Armando se entero que el dia, que Margarita estaba agonizando, pronuncio su nombre varias veces. Armando se dirgio al cementerio, hizo que sacaran su ataud y lo destaparan, para que le diera el ultimo adios a su amada y pedirle perdon, a la que fue la mujer mas hermosa que paso por su vida.
A continuacion un capitulo de "La Dama de las Camelias":
Capítulo XIX
En las tres primeras cartas mi padre se preocupaba por mi silencio y me preguntaba la causa; en la última me daba a entender que le habían informado de mi cambio de vida y me anunciaba su próxima llegada.
Siempre he sentido un gran respeto y un sincero afecto por mi padre. Así que le respondí que un pequeño viaje había sido la causa de mi silencio, y le rogaba que me avisara del día de su llegada para poder salir a recibirlo.
Di a mi criado mi dirección en el campo, encargándole que me llevara la primera carta que llegara timbrada de la ciudad de C..., y volví a salir en seguida para Bougival.
Marguerite me esperaba a la puerta del jardín.
Su mirada expresaba inquietud. Me saltó al cuello y no pudo evitar decirme:
––¿Has visto a Prudence?
––No.
––¡Has estado mucho tiempo en Paris!
––Es que he recibido unas cartas de mi padre y he tenido que contestarle.
Unos instantes después entró Nanine muy sofocada. Marguerite se levantó y habló con ella en voz baja.
Cuando salió Nanine, Marguerite volvió a sentarse a mi lado me dijo cogiéndome la mano:
––¿Por qué me has engañado? Has ido a casa de Prudence.
––¿Quién te lo ha dicho?
––Nanine.
--¿Y cómo lo sabe?
––Porque te ha seguido.
––¿Entonces le dijiste tú que me siguiera?
––Sí. Pensé que tenía que haber un motivo poderoso para hacerte ir así a París, a ti que no me has dejado en cuatro meses.
Temía que lo hubiera ocurrido una desgracia o quizá que fueras a ver a otra mujer.
––¡Qué cría eres!
––Ahora estoy tranquila; sé lo que has hecho, pero no sé aún lo que te han dicho.
Enseñé a Marguerite las cartas de mi padre.
––No es eso lo que te pregunto: lo que me gustaría saber es para qué has ido a casa de Prudence.
––Para verla.
––Estás mintiendo, amigo mío.
–Bueno, pues he ido a preguntarle si el caballo estaba mejor, y si ya no le hacía falta tu chal de cachemira ni tus joyas.
Marguerite enrojeció, pero no respondió.
Y ––continué–– me he enterado del uso que has hecho de los caballos, de las cachemiras y de los diamantes.
––¿Y estás enfadado conmigo?
––Estoy enfadado contigo por no habérsete ocurrido pedirme lo que necesitaras.
––En una relación como la nuestra, si la mujer tiene aún un poco de dignidad, debe imponerse todos los sacrificios posibles antes que pedir dinero a su amante y ofrecer un aspecto venal a su amor. Tú me quieres, estoy segura, pero no sabes lo frágil que es el hilo que sujeta al corazón el amor que se siente por chicas como yo. ¿Quién sabe? ¡Quizá un día de mal humor o de aburrimiento lo imaginaras ver en nuestra relación un cálculo hábilmente combinado! Prudence es una charlatana. ¡Para qué quería yo los caballos! Vendiéndolos, economizo; puedo pasarme sin ellos perfectamente y así no me gastan nada. Todo lo que te pido es que me quieras, y tú me querrás lo mismo sin caballos, sin cachemiras y sin diamantes.
Lo dijo todo en un tono tan natural, que se me saltaron las lágrimas escuchándola.
––Pero, mi buena Marguerite ––respondí estrechando amorosamente las manos de mi amante––, sabías perfectamente que un día a otro me enteraría de ese sacrificio y que el día que me enterase no lo toleraría.
––¿Pero por qué?
––Pues porque no puedo entender que el cariño que sientes por mí tenga que privarte ni siquiera de una joya, niña mía. Tampoco yo quiero que en un momento de malhumor o de aburrimiento puedas pensar que, si vivieras con otro hombre, esos momentos no existirían y que te arrepientas ni por un minuto de vivir conmigo. Dentro de unos días tus caballos, tus diamantes y tus chafes de cachemira te serán devueltos. Te son tan necesarios como el aire a la vida, y quizá sea ridículo, pero te prefiero suntuosa antes que sencilla
––Entonces es que ya no me quieres.
––¡Loca!
––Si me quisieras, me dejarías quererte a mi manera; por el contrario, tú continúas viendo en mí sólo una chica a quien ese lujo le resulta indispensable y que sigues creyéndote obligado a pagan Te da vergüenza aceptar pruebas de mi amor. Sin querer, piensas abandonarme un día a intentas por todos los medios poner tu delicadeza al abrigo de toda sospecha. Times razón, amigo mío, pero yo esperaba algo mejor.
Y Marguerite hizo un movimiento para levantarse; la retuve diciéndole:
––Quiero que seas feliz y que no tengas nada que reprocharme, eso es todo.
––¡Y vamos a separarnos!
––¿Por qué, Marguerite? ¿Quién puede separarnos? ––grité.
––Tú, que no quieres permitirme que comprenda tu posición, y tienes la vanidad de velar por la mía; tú, que, al conservarme el lujo en medio del que he vivido, quieres conservar la distancia moral que nos separa; tú, en fin, que no crees que mi cariño sea lo suficientemente desinteresado para compartir conmigo tu fortuna, con la que podríamos vivir felices juntos, y prefieres arruinarte, esclavo como eres de un prejuicio ridículo. ¿Crees que yo comparo un coche y unas joyas con tu amor? ¿Crees que para mí la felicidad consiste en las vanidades con que una se contenta cuando no ama nada, pero que se convierten en algo muy mezquino cuando ama? Tú pagarás mis deudas, malbaratarás tu fortuna ¡y me mantendrás al fin! ¿Cuánto tiempo durará todo eso? Dos o tres meses, y entonces será demasiado tarde para emprender la vida que propongo, pues entonces lo aceptarías todo de mí, y eso es lo que un hombre de honor no puede hacer.
Mientras que ahora times ocho o diez mil francos de renta, con los cuales podemos vivir. De lo que tengo, yo venderé lo superfluo, y sólo con esa venta me haré con dos mil libras al año. Alquilaremos un lindo pisito en el que nos quedaremos los dos. En verano vendremos al campo, pero no a una casa como ésta, sino a una casita suficiente para dos personas. Tú eres independiente, yo soy libre, somos jóvenes; en nombre del cielo, Armand, no vuelvas a arrojarme a la vida que me vi obligada a llevar en otro tiempo.
Yo no podía responder. Lágrimas de agradecimiento y de amor inundaban mis ojos, y me precipité en los brazos de Marguerite.
––Quería arreglarlo todo sin decirte nada ––prosiguió––, pagar todas mis deudas y preparar mi nuevo piso. En octubre habríamos vuelto a Paris y te lo hubiera dicho todo; pero, puesto que Prudence te lo ha contado todo, es preciso que consientas antes en lugar de consentir después. ¿Me quieres lo bastante para hacerlo?
Era imposible resistirse a tanta abnegación. Besé las manos de Marguerite con efusión y le dije:
––Haré todo lo que quieras.
Quedó, pues, convenido lo que ella había decidido.
Entonces se volvió loca de alegría: bailaba, cantaba, se regocijaba de la sencillez de su nuevo piso y me consultaba ya acerca de su distribución y del barrio.
La veía feliz y orgullosa de aquella resolución, que parecía que iba a acercarnos definitivamente el uno al otro.
Así que yo tampoco guise ser menos que ella.
En un instante decidí mi vida. Hice un balance de mi fortuna, y dejé en manos de Marguerite la renta que procedía de mi madre y que me pareció muy insuficiente para recompensar el sacrificio que aceptaba.
Me quedaban los cinco mil francos de pensión que me pasaba mi padre y, sucediera lo que sucediese, siempre tendría bastante con esa pensión anual para vivir.
No dije a Marguerite lo que había resuelto, convencido cómo estaba de que rechazaría aquella donación.
Dicha renta procedía de una hipoteca de sesenta mil francos sobre una casa que yo ni siquiera había visto.
Todo lo que sabía es que cada trimestre el notario de mi padre, un viejo amigo de nuestra familia, me enviaba setecientos cincuenta francos contra un simple recibo.
El día en que Marguerite y yo nos vinimos a París para buscar piso, fui a ver al notario y le pregunté de qué modo debía proceder para hacer la transferencia de aquella renta a otra persona.
El buen hombre me creyó arruinado y me preguntó por la causa de aquella decisión. Y, como más pronto o más tarde tendría que decirle en favor de quién hacía aquella , donación, preferí contarle en seguida la verdad.
No me hizo ninguna de las objeciones que su posición de notario y de amigo le autorizaba a hacerme, y me aseguró que se encargaría de arreglarla todo del mejor modo posible.
Naturalmente le recomendé la mayor discreción respecto a mi padre, y fui a reunirme con Marguerite, que me esperaba en casa de Julie Duprat, en donde había preferido bajarse antes de tener que escuchar los sermones de Prudence.
Nos pusimos a buscar piso. Todos los que veíamos a Marguerite le parecían demasiado caros y a mí demasiado sencillos. Sin embargo acabamos por ponernos de acuerdo, y en uno de los barrios más tranquilos de París alquilamos una especie de chalecito, aislado del edificio principal.
Detrás del chalecito se extendía un jardín encantador, un jardín que dependía de él, rodeado de paredes lo suficientemente elevadas para separarnos de nuestros vecinos, y lo suficientemente bajas como para no limitarnos la vista.
Era más de lo que habíamos esperado.
Mientras me dirigía a mi casa para dejar libre mi piso, Marguerite iba a ver a un hombre de negocios que, según decía ella, había hecho ya por una de sus amigas lo que iba a pedirle que hiciera por ella.
Vino a buscarme a la calle de Provence encantada. Aquel hombre le había prometido pagar todas sus deudas, darle los recibos correspondientes y entregarle veinte mil francos a cambio de todos sus muebles.
Ya ha visto usted, por el precio que alcanzó la subasta, que aquel honrado varón habría ganado más de treinta mil francos con su cliente.
Volvimos muy contentos a Bougival, sin dejar de comunicarnos nuestros proyectos para el futuro, que, gracias a nuestra despreocupación y sobre todo a nuestro amor, se nos aparecía de color de rosa.
Ocho días después estábamos comiendo, cuando Nanine vino a decirme que mi criado preguntaba por mí.
Mandé que entrara.
––Señor ––me dijo––, su padre ha llegado a París, y le ruega que vuelva en seguida a casa, donde lo está esperando.
Aquella noticia era la cosa más simple del mundo y, sin embargo, al recibirla Marguerite y yo nos miramos.
Adivinábamos una desgracia tras aquel incidente.
Así que, sin que me hiciera partícipe de aquella impresión que yo compartía, respondí tendiéndole la mano:
––No temas.
––Vuelve lo antes posible ––murmuró Marguerite abrazándome––, te esperaré a la ventana.
Envié a Joseph a decir a mi padre que ya iba.
En efecto, dos horas después, estaba en la calle de Provence.